El marido de la vicepresidenta del Gobierno, Iván Rosa, acaba de ser contratado por Telefónica como asesor
jurídico de la empresa, por 125 mil euros anuales. Igual que Paloma Villa, la mujer de Eduardo Madina, secretario del grupo socialista del Parlamento, que también ha tenido esta fortuna.
A estas alturas, creer que estas son contrataciones inocentes es como creer en los Reyes Magos. Por lo tanto, lo
único que se puede sentir es la vergüenza de ver que mientras los españoles luchan para salir del terrible agujero en el que estamos sumidos, otros aprovechan su situación política para beneficiarse. Así de claro, así de vergonzoso, así de triste. Pasa de forma sistemática, abarca a todos los partidos (incluso los que se rasgan las vestiduras) y difícilmente va a cambiar mientras la legislación no se modifique.