Alberto Maté Asenjo nace el dos de mayo de 1974 en le Clínica de la Concepción de Madrid…
Mi madre me tuvo ahí, seguramente por comodidad, porque ella trabajaba en dos sitios a la vez y uno de ellos era el Hospital Clínico de San Carlos que estaba muy cerca de donde nací.
Ese mismo año fue noticia uno de los descubrimientos más trascendentes del siglo; el teorema de los cuatro colores, con el cual se determinaba que todo mapa plano podía colorearse con cuatro colores y al final quedó en una conjetura.
Richard Pinkleaf del Laboratorio de Inteligencia Artificial de MIT con la ayuda del ajedrecista Mijael Botvínnik diseñaron el Ordenador inteligente; “MacHip”.
Saltaba la noticia del descubrimiento de una contradicción en la teoría de la relatividad especial.
A partir de ese año se pudo tener constancia de inventos desconocidos hasta ese momento de Leonardo Da Vinci, gracias a la publicación de MacGraw-Hill de las ediciones facsímiles de dos cuadernos perdidos.
En septiembre de ese año una bomba colocada por el grupo terrorista ETA en la cafetería Rolando en la Puerta del Sol de Madrid, mataba a 12 personas y hería a otras 80.
Pero la fecha del 2 de mayo es recordada por el levantamiento popular en la ciudad de Madrid, en 1808 tras el motín de Aranjuez y que se extendió como una proclama por todo el país, desembocando en la Guerra de la Independencia española.
¿Qué primeros recuerdos atesora de su infancia?
Como ya he comentado, mi madre tenía dos trabajos a la vez y recuerdo que me llevaba con ella en brazos, no tenía con quien dejarme. Siempre fue una currante, una heroína para mí.
Nos íbamos de fin de semana a la Sierra, ella y yo, mis tías y unas amigas compañeras de trabajo, mi mochila, mi tortilla y a caminar por la montaña, en La Pedriza yo era muy feliz, me sentía libre con cinco o seis años, con todas esas mujeres que me trataban como a su niño. Cuando mi madre tenía turno, las compañeras ayudaban y me cuidaban, me decían que tenía muchas mamás. A la mayoría les gustaba la costura y me enseñaron a coser y a pintar, me incitaban a pintar porque decían que se me daba muy bien el dibujo. Guardo algunos de los aquellos primeros.
Priscila Asenjo, la madre de Alberto que solo tuvo a ese hijo, sigue viviendo en el piso de Madrid, en el Barrio Estrecho de Cuatro Caminos del distrito de Tetuán.
¿Cómo era el Alberto estudiante?
Más bien, normalito. Se me daban bien las manualidades, en gimnasia sobresaliente, en ciencias notable, y regular en todo lo demás.
¿Y que aspectos de su adolescencia considera relevantes?
Mis primeros trabajos, a los diecisiete trabajé como electricista, luego fui aprendiz con un ingeniero y un delineante a los que mi dibujo les encantaba. Aprendí a usar el rotulador Rotinger y la cuchilla de afeitar en trabajos de obra. También recuerdo ir a mis primeros conciertos, mis primeras novias, aunque mi primer amor fue en la guardería, me enamoré a los cuatro años y tuve un disgusto enorme cuando mi amiguita se marchó.
Con solo quince años viajé a Lisboa para vender camisetas y acudir al último concierto que dio Génesis. Había una marea inmensa de gente, nunca había visto tanta. Fui a otros conciertos, Rolling Stones , AcDc, Michael Jackson, fui a Málaga, a Gijón, también en Madrid.
Su madre no quiso que hiciera Bellas Artes y le aconsejó que estudiase electricidad, a pesar de los ruegos de los profesores que insistían en su capacidad innata para el dibujo.
En casa no podían permitírselo. Había otras prioridades. Estudié electricidad y nunca abandoné mi afición.
¿Cómo hace para dar a conocer su faceta creativa?
Hasta 2011 trabajé como electricista, sin dejar de dibujar y de pintar, a los dieciocho años hice mi primera venta y con lo que conseguí me compré un equipo de aerografía y empecé a pintar con aerógrafo. Fue cuando conocí a mi amigo Antonio con quien compartíamos el mismo gusto por la pintura, el tenía un garito de rock en la calle Almansa de Cuatro Caminos y pintábamos juntos por las noches, teníamos muy buena conexión, uno nunca invadía el terreno del otro. Hasta el día de hoy seguimos manteniendo la amistad, de hecho, vino hace unos meses con un grupo de gente de Mallorca a un intercambio cultural que hicimos con artistas de Marruecos.
Cuando acabé la mili, un amigo que conocía mis obras me pidió para pintar un mural de 3x3, en un garito llamado “Nueces”. Gracias a esa obra que representaba a un dragón bebiendo cerveza, surgieron otros encargos.
¿Y pudo dedicarse al arte?
¡No! Seguía pintando pero no podía dejar el trabajo si quería comer. Y en 2011 hasta 2015 formé parte de una compañía de teatro, donde menos actuar hacía un poco de todo, regidor, conductor, maquinista.
Después de eso vine a la isla para celebrar mi cumpleaños y un conocido que sabía de una compañía de teatro, me consiguió una entrevista con el propietario y me contrataron de junio a septiembre. No podía sobrevivir con aquella miseria y seguí pintando murales, para viviendas, restaurantes. Pinté murales en siete plantas de un edificio de la Sala Capital de Madrid. Luego trabajé durante cinco años, llevando el mantenimiento para un ingeniero alemán, electricidad, informática, robótica, etc. era un multiusos.
En 2017 se toma en serio lo de la pintura y comienza a mostrar sus obras y va sumando exposiciones.
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De vez en cuando la sombra de un felino pasa por mi espalda, va de un sofá a otro, saltan sobre un mueble o sobre una tabla que cruza parte del comedor.
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La obra colorista de Alberto Maté se ve influenciada por el cómic, tal vez sus orígenes pictóricos se remontan a sus infantiles excursiones, o a sus primeros murales o a su afición a las ilustraciones fantásticas. Ha ido desarrollando una técnica basada en un surrealismo propio, diría que crónico en su esqueleto. Cargado de mensajes poéticos, de iconografías peculiares, consiguiendo referenciar sus piezas ya que algunos de sus elementos forman parte de los estatutos de un sinfín de imitadores que toman su cromática irreverente como doctrina. Pero su lenguaje va más allá que lo que pueda describir el gesto superficial, aportando matices etéreos, frescos y personales. Sus códigos poseen registros líricos, su gestualidad gira en torno a su propio eje de simetría, una composición sinfónica sobre sus coordenadas plásticas.
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Ahora llega un apartado en la entrevista en el que usted me descubre algunas cosas de su día a día… de sus aficiones.
Me gustan los animales, me agrada jugar con la arcilla y con el hierro y hacer composiciones abstractas.
¿Una referencia gastronómica en el paladar?:
El gazpacho
¿Qué tipo de cine suele ver?
Ciencia ficción
¿Qué tipo de música escucha?
Rock
¿Qué artistas lideran su lista de favoritos?
Picasso, Dalí, Boris Vallejo, Frank Frazetta y Milo Manara.
Milo Manara, historietista italiano, considerado como el maestro indiscutible del cómic erótico.
Frank Frazetta, pintor, historietista, ilustrador estadounidense, se especializó en ciencia ficción y fantasía. Sus diseños para series Conan y Mad Max, marcaron época y fueron imitados por ilustradores de todo el mundo.
Boris Vallejo estadounidense de origen peruano, se ha especializado en ilustraciones de dioses y monstruos, para los géneros de fantasía y erótico. Muchos de sus trabajos se han convertido en best-sellers.
Abre una caja con forma de baúl y de ella extrae un maniquí, como si una de sus obras se hubiera convertido en una escultura. Pintada en las zonas planas y mostrándose en tres dimensiones. Así es Alberto, un artista capaz de activar cualquier soporte.
Tiempo para una anécdota;
Cuando era pequeño, iba a casa de una amiga de mi madre que tenía un retrato original de Picasso. El marido era el peluquero de Picasso y este, le regalaba cerámicas, el retrato era ella con un pañuelo. Yo me quedaba atontado mirando aquella silueta negra. En esta familia valoraban mis dibujos y me decían que yo tenía potencial para pintar.
Usted es un artista que ha practicado con numerosas técnicas, trampantojo, murales de gran formato, cómic, retratos, abstracto, además de usar un sinfín de materiales, esmaltes, resinas, acrílicos, madera, metales, vidrio…
¿Cómo le satisface que le definan?
Como un artista autodidacta y callejero que aprendió a crear rodeado de lápices y pinceles y pasando horas copiando las ilustraciones de las enciclopedias, en esa época en la que mi máximo deseo era la de tener una mascota en casa, pero no pudo ser. Mi vida fue y sigue siendo un experimento.
En su historial indica que sus obras nos conducen a un viaje alucinógeno y podría ser que algo de razón tuviera desde su perspectiva fantasiosa y futurista.
Soy amante de la ciencia ficción, del surrealismo, de la fantasía, de las leyendas de dioses de diferentes mitologías.
Ha expuesto en la práctica totalidad de la geografía de Mallorca, y en Marruecos, Miami, Madrid, Italia, Barcelona, Suecia, en la Fundación Caixa Forum y en la Fundació Sa Nostra de Palma ha participado en exposiciones colectivas de máxima repercusión mediática.
Forma parte del grupo Re”B”olución y del colectivo Pro Arte y Cultura.
Guarda un emotivo recuerdo de la Nit de l’Art 2017 en Palma, por las sensaciones que experimentó al realizar en directo una obra de gran formato junto a otro artista, ante numerosas personas y cámaras de televisión y de su participación en el documental Terra de Passions sobre de la vida de Joan Miró, para IB3 Televisión.
En septiembre de 2020 expone en la Galería Imaginarte en una colectiva de 95 artistas internacionales, siendo distinguido con una mención artística en el Primer Salón Itaca de Barcelona.
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¿Qué nos prepara para un futuro inmediato?
La pandemia paralizó muchos proyectos y ahora comenzamos a recuperar lentamente la normalidad. Junto a una treintena de artistas voy a formar parte de una gran exposición colectiva organizada por Artishow, bajo el título; “Show must go on”, que tendrá lugar del 10 al 21 de diciembre en la Galeria Riddoren de Estocolmo y para febrero en la Galleri Bellman, además de otras posibilidades en las ciudades suecas de Uppsala y Nyköping, en donde agradecemos las gestiones del artista Pérez Casanova y de su mánager Miriam Pérez.
Hasta aquí les puedo leer que diría un mago desde el escenario, pero aquí precisamente, no acaba la inventiva de este prestidigitador, de este incombustible talentoso militante de la genialidad, ponedor de huevos fritos que enriquecen la fachada astrológica de sus lienzos encantados. ¡Por cierto! el uso como símbolo de este cuerpo orgánico tiene origen al recordar días de hambruna, de cuando Alberto y su amigo Antonio se deleitaban con aquello que no poseían y tanto deseaban: - ¡Dios! Cómo molarían ahora unos huevos fritos.
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Esta ha sido una jornada especial, el reencuentro con un artista al que admiro. Tengo la sensación de que las siete vidas de cada uno de sus gatos han lamido mi cuaderno. Queda ver si habrán hecho lo mismo con las fotografías de Francisca.
Textos: Xisco Barceló
Fotografías: Francisca R Sampol
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