Majestad, permítame una sugerencia

A buen seguro que esta carta no cumple con el protocolo fijado por Casa Real para dirigir unas palabras al Rey y es que realmente tengo pocas esperanzas que el destinatario las lea. Vistos los filtros que existen para estos menesteres la probabilidad que me contesten es alta ya que todas las cartas reciben respuesta, pero que sea el Rey mismo quien lo haga es casi imposible. La familia Real recibe anualmente miles de cartas, sólo en felicitaciones de Navidad acumulan más de cincuenta mil cada diciembre, con estos datos como antecedentes como voy a pretender que su Majestad me dedique dos minutos.

Quería trasladarle que valoro el papel que su padre ha desempeñado en la democracia de nuestro país y como Jefe del Estado, además como mallorquina agradezco la buena imagen que durante mucho tiempo su familia ha proyectado de la isla sin olvidar que aquellos años quedaron muy atrás.

No debemos olvidar que la asignación que ustedes reciben al igual que la nómina de los nuestros políticos sale de los mimos impuestos de empresas que operan nuestro país y de los ciudadanos que aquí residimos. Por tanto y como si de un empleado se tratara las exigencias y especialmente en tiempos difíciles se agudizan.

Somos todos conscientes que son tiempos de cambios profundos, que la sociedad está más dividida que nunca y que con arrimar el hombro no basta, hay que remar o hacer relevos en el timón. Siendo usted un hombre de mar aunque sea de aguas mansas sabrá que el papel de todos y cada uno de los miembros de la tripulación es indispensable. Teniendo un gobierno sin rumbo y una tripulación sin hoja de ruta debería usted tal vez plantearse doblar guardias.

Para no extenderme, en mi humilde opinión nuestra sociedad desea percibir su cercanía, no escuchar un discurso preparado que debería haber pasado a la historia hace ya años, que a diferencia del gobierno comparta usted de cerca los problemas reales del pueblo. Sin afán de menospreciar su trabajo, permítame una sugerencia, es momento de posponer visitas por obligación, audiencias sin objeto concreto, inauguraciones sin motivo aparente y entregas de premios que sólo sirven para dar que hablar del vestuario de su esposa. Majestad tenemos problemas muy serios, nos espera un invierno largo y duro, quizás el peor de los que hemos vivido aquellos que nacimos después de la guerra, pero la solución no llega posando para la foto, el trabajo Real debería a partir de ahora ……..ser Realmente otro!