Cuando salgo a pasear, empiezo siempre con mucha energía, pero reconozco que al cabo de unos minutos ese ímpetu inicial comienza a bajar y suelo acabar andando o moviéndome como a cámara lenta, un poco como Keanu Reeves en Matrix, sobre todo en verano. Además, también suelo detenerme de vez en cuando en algún banco para descansar o me paro a veces frente a algún escaparate, en especial en los de las panaderías, aunque al final hoy casi nunca entre a comprar nada dulce, a diferencia de lo que hacía antes.
El hecho mismo de pasear me ayuda en ocasiones a intentar aclarar un poco mis ideas, contribuye también en algunos casos a quitarme un poco de estrés y sirve asimismo para que pueda ir conociendo cada vez algo mejor la ciudad en la que vivo. Es cierto que esto último no siempre es así en mi caso, pues por diversas razones habitualmente hago siempre la misma ruta y salgo a la misma hora cada vez que voy a pasear, así que a veces me siento un poco como Bill Murray en Atrapado en el tiempo.
Últimamente, estoy saliendo a pasear un poco más de lo habitual, porque si estoy demasiado tiempo en casa, me pongo a darle demasiadas vueltas a casi todas las cosas, sin que al final me quede ninguna demasiado clara, un poco como le ocurría también a veces, en otro sentido, a Humphrey Bogart en Casablanca.