Ayer vi que el juez impuso una fianza millonaria a Unió Mallorquina para que se haga responsable del dinero que las instituciones gastaron en financiar su campaña electoral. Y pensaba escribir hoy que ya verán ustedes cómo en unas horas no queda nadie en la sede del partido, aquellos militantes que querían quedarse con la marca. Pero la realidad se me adelantó y hoy ya un periódico publica que, efectivamente, Rodríguez y los suyos no quieren saber nada de la fianza, digo del partido que hasta ayer amaban con pasión. Dramático final, digno de una vida mangante. Pobres mallorquines si UM era un reflejo de sus esencias.
