Vicente Enguídanos

Los inhumanos

Si excluimos a los míticos héroes de Marvel, es probable que Sergio Agudo, el líder del grupo musical valenciano con el que comparto el título, fue el primero que podría haber sido calificado como persona no humana, pero el honor de la celebridad le ha correspondido a una orangután.

Nuestra protagonista, que reside en una jaula bonaerense, es biznieta de una exiliada de Sumatra que fue recluida en otro zoo de Alemania, donde han malvivido cuatro generaciones. Hace más de veinte años que Sandra, come lleva por nombre, emigró a Argentina junto a su pareja, con la que tuvieron un hijo. El padre y su vástago fueron vendidos a otros ‘zooilógicos’, así que la tristeza y la soledad han invadido desde hace tiempo el corazón de nuestra famosa primate. Concernidos por el drama, una asociación animalista ha solicitado su liberación, invocado un recurso de “habeas corpus” a la Cámara  de Casación Penal, basándose en una figura del siglo XIX,  cuando los súbditos solicitaban a su monarca los motivos por los que se les retenía. Por fortuna, el tribunal se ha pronunciado a su favor, reconociendo al animal (por primera vez en la historia) los derechos que le corresponden como “persona no humana con sentimientos” y  “privada ilegalmente de libertad”.

Aunque es posible que la Fundación GAP (Proyecto Gran Simio) le consiga  a Sandra un albergue adecuado en Brasil, que le permita subsistir en un régimen de semilibertad, lo que es indudable es el papel de sensibilización que la difusión de la noticia ha desempeñado en favor de tantos seres vivos a los que tratamos como objetos inanimados.

No hemos de cruzar el Atlántico para comprobar que la Justicia comienza tímidamente a ser parte activa en la lucha contra la crueldad animal. Si algunos creemos que hay fiestas, amparadas en la tradición, que deberían adaptarse a una sociedad más respetuosa con su entorno, a todos nos hiere el maltrato que algunos desalmados dispensan a otras especies, como todavía nos repugna recordar las imágenes que han llevado a la juez María Jesús Campos Barciela a condenar a dos energúmenos por matar cruelmente a un perro y un caballo en Mallorca. Encerrar entre las rejas de la penitenciaría a quien no tiene reparo en castigar con la muerte a sus animales de compañía, por inanición o descargando su ira, no sólo es una noticia bienvenida en nuestra Comunidad, sino un alivio para los mortales que compartíamos espacio con semejante tipo de salvajes.

Los ratones que mueren en los laboratorios, los mustélidos que pierden la vida para servir de abrigo o las aves que sobreexplotamos sin consideración son ejemplos del espacio de debate que debemos abordar y el largo trecho que nos queda todavía por recorrer para que ejemplos como el de Sandra no sean noticia.

No conviene olvidar que, al margen de la cuestionable existencia del alma y la creatividad, atribución presuntamente exclusiva de los bípedos, los “reyes de la creación” somos los únicos que disfrutamos con el mal, hiriendo o matando sin un provecho biológico. Nuestra preponderancia es artificial y coyuntural, pero no debería estar reñida con el ecosistema natural, ni con el respeto a quienes comparten nuestro viaje por la Tierra. Sobre todo, porque la mayoría de animales irracionales, son menos dañinos para sus semejantes que los inhumanos, que somos los verdaderos depredadores de la naturaleza.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias