La embajada alemana en España organiza unas sesiones para que ingenieros españoles, con dominio del idioma, sean seleccionados para trabajar en su país. Alemania, cuya economía se encuentra hoy en pleno crecimiento, cuyas tasas de paro han llegado al nivel más bajo de su historia, recluta españoles, en un acto que es generoso y benefactor. Sin embargo, no estaría de más analizar cómo van a quedar las cosas desde el punto de vista económico: España paga la formación de estos jóvenes, financia el déficit universitario (todos sabemos que aquí sólo se pagan tasas por una pequeña parte del coste real de la formación) y estos chicos, con todo el derecho del mundo, cuando empiezan su vida profesional, cuando comienzan a generar riqueza y, por lo tanto, a tributar con sus impuestos, lo hacen en Alemania, donde sí habrán encontrado trabajo. Fantástico.