Los docentes no ceden

Los docentes vuelven a la huelga el próximo día siete. El inicio del año quedará marcado por una batalla que está definiendo la actual legislatura Bauzá. En este nuevo capítulo de la pugna, la decisión del Govern de expedientar a Jaume March, director del IES Marratxí, le ha convertido en un héroe. La obsesión del Consolat por imponer una autoridad más propia del capricho que del sentido común, más adecuada a actitudes infantilistas que a la madurez del que tiene temporalmente el timón de mando, está produciendo consecuencias de gran trascendencia.

El PP ha cometido un gran error con los modos y las formas con que ha está imponiendo el TIL. Ha roto el consenso social y docente en materia educativa y lingüística y, sobre todo, ha creado un caldo de cultivo de contestación social que le puede pasar factura en las próximas elecciones. En coyunturas de crisis económica no hay mejor receta política que la calma y el dialogo. Los bandazos, sobre todo si desprenden tufillo reaccionario, es mejor reservarlos par los momentos de bonanza económica, cuando los ciudadanos están satisfechos. Entonces pueden surtir efecto. Pero meter el hacha al estilo vikingo en la estructura educativa en época de depresión, cuando la tradicional clase media isleña se esta hundiendo, es una estrategia electoralmente suicida.

Profesores y maestros tienen un gran respeto social. Son parte esencial del tesoro intelectual de todo pueblo. Su visión de la realidad y su opinión pesa muchísimo entre amplísimas capas de la población. Bauzá puede pagar muy caro en las urnas su obsesión por humillarlos y ofenderlos, por imponer un quimérico decreto educativo sin tener en cuenta la posición de los profesionales ni las condiciones con que desarrollan su impagable tarea.

Pero lo peor para el PP no serán los próximos comicios. Gane o pierda, dependiendo de las circunstancias, quedará marcado como un partido que se enfrenta con dureza a los garantes de la formación de las jóvenes generaciones. Es un estigma demasiado sangrante y profundo para todo partido, que seguirá marcándole incluso con el paso de las décadas.

Gobernar en democracia es transigir y conducir la nave con habilidad hacia el puerto deseado a partir de los cambios de rumbo que sean necesarios. Gobernar en democracia es lo contrario de machacar y provocar. El poder en las sociedades libres no es hijo de la fuerza, es el más legítimo de los vástagos de la inteligencia. Y que nadie olvide que la misión de los docentes es hacer más lúcidas a las próximas generaciones de ciudadanos. Enfrentarse con ellos, erre que erre, con contumacia de iletrados, es la peor de las cegueras.

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