La presencia de numerosos efectivos uniformados de la
Policía Local uniformados, incluidos cuatro agentes que se sentaban en el banquillo de los acusados, ha sido interpretado como una forma sutil de presionar a los magistrados de la Sección Primera de la Audiencia Provincial que el martes celebraron
el juicio por un supuesto delito de lesiones ocurrido en un restaurante del barrio de Pere Garau en 2008.
Las instrucciones que tienen todos los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad son de acudir de paisano cuando acuden al juzgado en calidad de denunciado o imputado, para preservar la imagen colectiva del Cuerpo. Ayer esta
instrucción se incumplió, lo que irritó al Tribunal. Se especula con que los agentes siguieran instrucciones de sus superiores para escenificar su malestar por el registro judicial en el Cuartel de Sant Ferràn llevado a cabo por orden del juez Castro. La
tensión es máxima.