Todavía está sacando los dientes, pero tiene buena pinta el nuevo proyecto del Mallorca. No porque la imagen que el equipo ofreció ante el PAOK proyecte nada positivo, pero sí porque cada movimiento parece estudiado y medido. Después de echarle el lazo a Joaquín Caparrós, la dirección deportiva se ha garantizado hasta ahora un jugador fiable por posición, por más que Arizmendi genere algunas dudas. Es evidente que Antonio López va a mejorar el rendimiento de cualquiera de los laterales que desfiló la pasada temporada por el carril izquierdo y que Javi Márquez está llamado a ser el guía del centro del campo, por lo que parece que el Mallorca ha ganado con los fichajes.
La continuidad del entrenador también es un buen aval. Porque el vestuario ya conoce su método, porque Caparrós suele tener un plan y porque es muy probable que saque jugo a futbolistas que están por madurar, como Alfaro. No es descabellado pensar que algunos jugadores mejoren exponencialmente su rendimiento en el segundo año del técnico en el banco, al margen de lo que emane de la cantera y de lo que todavía está por llegar. También ha ganado el Real Mallorca en silencio institucional y eso, aunque en Son Moix estén acostumbrados a todo lo contrario, suele ser un buen indicativo. Que dure.
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