“Desde el 155 sólo hemos vivido una sucesión de victorias”, ha manifestado Oriol Junqueras en el Parlamento catalán. Ya tenemos de vuelta, si es que llegaron a irse, a los líderes sediciosos y malversadores. Sin arrepentirse, anunciando que lo volverán a hacer, que seguirán construyendo su república por medios ilegales.
Fueron recibidos por sus compañeros con una salva de aplausos y gritos de "libertad". Libertad para los delincuentes condenados en firme, pero no para los catalanes inocentes que no comparten sus delirios. Esos, a tragar catalán por la fuerza, a sufrir la opresión que acaba expulsando a tantos de Cataluña, como expulsó antes y continúa expulsando a tantos vascos de sus hogares. Encima, todo pagado con nuestros impuestos.
Mientras, el escándalo de Delcy Rodríguez y Ábalos en el aeropuerto apunta al posicionamiento del Gobierno junto a los regímenes bananeros marxistoides de Hispanoamérica. Leo ahora que el Gobierno autorizó el vuelo, con lo que el incumplimiento de las sanciones europeas es evidente.
En cualquier caso, nada raro atendiendo a quiénes forman el Gobierno de España y quiénes lo apoyan. No está sucediendo más que lo que cabía esperar: guiños a los separatistas y tics comunistas. La cosa es si nos quedaremos en gestos y medidas populistas, sin duda perjudiciales, pero que tendrían arreglo si recuperamos la cordura, o si avanzaremos hacia el temido cambio de régimen.
Hay que insistir en la importancia del poder judicial a estos efectos, y por tanto no está de más recordar el vergonzoso nombramiento de Dolores Delgado como Fiscal General. Ahora se dispone a nombrar 50 cargos clave de la carrera fiscal, con lo que poca ayuda cabrá esperar de la Fiscalía.
Mientras tanto, cada año que pasa es un año ganado para el proceso de adoctrinamiento anticapitalista, separatista y de género que está en marcha en nuestras escuelas, institutos y universidades. Quien pueda y lo considere conveniente, que intente vacunar a sus hijos. Ya hemos visto que éste es un punto esencial, por cómo salieron “los hijos no son de los padres” Celaá y “los hijos de padres y madres machistas tienen el mismo derecho que el resto a ser educados en la libertad, en feminismo y en igualdad” Montero a combatir el llamado pin parental, o sea, la decisión de los padres sobre materias socialmente controvertidas.
El pin parental no sería más que un pequeño parche, porque lo que en realidad hace falta es libertad de verdad: libertad de los padres para elegir el colegio de sus hijos de entre una pluralidad de opciones que compitan libremente entre sí. Porque el intervencionismo tiene absolutamente oprimida a la enseñanza: todo está tan regulado que puede afirmarse que se trata de un modelo socialista, técnicamente hablando.
Como remate, tenemos el control de la cultura: podemos citar al pobre Eduardo Casanova, que pidió en los Goya “dinero público” para hacer “cultura antifascista” -ya saben que antifascista en su neolengua quiere decir comunista, como Irene Montero, con “educar en libertad, feminismo e igualdad”, quiere decir imponer sus ideas e ideos. Almodóvar al menos reconoció que le daba vergüenza pedir dinero al Estado. Muy bien, Pedro; vergüenza, sólo para pecar, que es lo que hacéis al robarnos. Por cierto, vi este domingo la de Amenábar sobre Unamuno, y la encontré muy correcta, sibilinamente antifascista, como corresponde si quieres seguir cobrando subvenciones.
En fin, no desesperen. Recuerden que pueden ofrecer esta cruz. A mí me ayuda acordarme de Mota y exclamar en broma ¡Señor, llévame pronto!