El diario La Gaceta lleva publicando varias informaciones sobre la valoración de las viviendas por parte de los fiscales anticorrupción de Baleares con el resultado de que ninguno de ellos cumple, siempre supuestamente, con sus obligaciones fiscales. Quizás sea un tema menor que Horrach y Carrau declaren para sus propiedades un valor inferior al real, pero los dos fiscales, que han asumido un gran protagonismo en los últimos tiempos, deberían ser los primeros en dar ejemplo y pagar los impuestos que les corresponden. Es cierto que son temas menores, pero convendría hacer un recordatorio de algunas cosas que han ocurrido en Baleares en estos últimos años por decisión de los fiscales. Por los calabozos han pasado decenas de personas a los que, en algunos casos, sólo se les ha podido acusar de haber firmado documentos de expedientes con supuestas irregularidades o beneficiarse de contratos menores. A Matas, por ejemplo, se le acusa de haber declarado una propiedad por debajo de su valor real, aunque el ex presidente tiene la suerte de no haber pasado por los calabozos. Siempre he creído que los fiscales, que seguramente son escrupulosos y realizan con mucha profesionalidad su trabajo, se han pasado de la línea razonable en algunos momentos. En los últimos días hemos tenido un ejemplo muy claro. Francesc Triay, presidente de la Autoritat Portuaria, acudió a declarar a las dependencias policiales, pero no pasó por los calabozos, lo que significa que o la Fiscalía ha cambiado de estrategia o existe trato de favor a determinados políticos. Repito, lo de la La Gaceta es un tema menor, pero la Fiscalía, en algunos casos, no ha actuado con equitad y cuando haya cambio de gobierno sabremos qué instrucciones tenían en sus actuaciones. Las informaciones que aparecen sobre los fiscales no son buenas para el sistema democrático porque demuestran vendetta, pero la Fiscalía se ha extralimitado en muchas ocasiones durante los últimos años.
