Desde hace unos años, los exámenes de las PBAU o comúnmente conocidas como Selectividad están en entredicho. Con la reforma educativa promovida por el PP se pretendía sustituir por una reválida común a toda España, pero las posiciones encontradas han provocado que a día de hoy se siga manteniendo el modelo antiguo de acceso a la Universidad.
Con respecto a los exámenes de acceso a la Universidad se podrían discutir, pedagógicamente hablando, múltilpes aspectos que se pueden considerar contradictorios.
En primer lugar podríamos hacer referencia a los criterios de corrección de los propios exámenes. Estos últimos días se ha puesto de manifiesto la disparidad que existe en España respecto a este asunto. Este hecho provoca una desigualdad en los propios estudiantes. La reflexión por tanto que muchos se pueden hacer es que dependiendo del lugar en el que vivas de tu país, tienes más opciones o menos de sacar un buen resultado. Ahora, el Ministerio sí ve factible armonizar los criterios para que exista una unidad.
Otro de los aspectos pedagógicos de estas pruebas y que se debería plantear en esta próxima legislatura que en breve va a arrancar es el hecho de la incongruencia que supone el diseño de la prueba con el diseño del currículo establecido para el segundo curso de bachillerato.
Es decir, la filosofía de la planificación curricular para los alumnos del último curso del Bachiller no se ve reflejada en el diseño del examen de selectividad. Esto es, durante el curso tenemos que trabajar con nuestros alumnos, porque así lo establece la normativa, las siete competencias clave. Tenemos que desarrollar un trabajo y una evaluación plenamente competencial y esto no se traslada al modelo de examen planteado para el acceso a la universidad.
Esta situación obliga a muchos docentes a replantearse el diseño de su asignatura durante el último curso del bachillerato y enfocar sus estrategias metodológicas de cara a sus alumnos para entrenarlos a lo que se tienen que enfrentar en Selectividad.