La figura del Cristo de la Sangre, de Palma, es la más venerada y adorada de toda la iconografía religiosa de la isla. La figura central de las procesiones de la Semana Santa mallorquina es mucho más que una imagen; que una historia; más que un sentimiento y más que una tradición. Para muchos, para mí y mi familia, es la máxima representación de cómo somos mallorquines. Pase lo que pase, siempre hay que ir a llevar un cirio a la Sangre. Ocurra lo que ocurra, hay que dar las gracias a la Sangre. Y si nada sale bien, si estás sumido en las sombras y el médico te confirma que está pasando una depresión, lo mejor es ir a la Sangre. Ir a ver al Cristo y hablar con él. No importa si eres católico; si no vas a misa; si no crees en Dios. Lo que importa es que siempre encontrarás paz y tranquilidad cuando te encuentres con la imagen. Esta es la idea que, desde hace más de 10.000 años, los humanos tenemos de la deidad. Del poder supremo. Del Creador, Dios creó al hombre y el hombre creó a Dios. Creamos y destruimos a los dioses porque son una versión mayor de nosotros mismos. Somos tan simples que necesitamos un superhombre, un superser, que pueda explicar la razón primordial de nuestra existencia. Por eso, creamos dioses a nuestra imagen y semejanza. Así se convierte en realidad el sueño de los judíos que decidieron elevar a la categoría de Dios a Jesús de Nazaret, después de su muerte y ascensión a los cielos. El Cristo de la Sangre parece que es negro. Al igual que algunas vírgenes marías del Mediterráneo que son negras. Negro debería ser Dios, ya que los primeros humanos nacieron en el vergel del África, en Marruecos, hace 315.000 años.
En Mallorca, desde el siglo XVI, hay constancia del Cristo de la Sangre que salía de procesión acompañado de penitentes que se azotaban - de ahí el nombre dels assotants - la espalda con un látigo, lo cual les producía heridas sangrantes. De ahí lo del Cristo de la Sangre, En mi familia se contaba otra versión de la historia del nombre. Decían, que la verdadera imagen, la que está al entrar en la iglesia de la Anunciación, en la pared de la derecha, esa que es más pequeñita, era la que llevaban a besar a los ajusticiados, torturados y ejecutados en el cadalso. Su sangre bañaba la cruz, y de esa otra la leyenda del nombre del Cristo de la Sangre. Dentro de mil años, como dice el refrán, que no hay mal que 100 años dure ni imperio que dure 1000, en Mallorca seguro que aún quedará la veneración del Cristo de la Sangre. A no ser que una filosofía política se empeñe en eliminar la tradición y siguiendo la exigencia del comunismo, marxista, leninista y socialista, intente cambiar la religión individual por la sumisión social al Estado. El nuevo Dios y señor de todas las cosas. Felices Pascuas.
Un comentario
Armando. Pascua y navidad se perpeturan en los tiempos, hay vacaciones, no se va a trabajar, y los mas holgazanes son los políticos. Bons robiols de cabell d angel.