XISCO CRUZ. Es innegable que Manzano ha cambiado algo en el Mallorca. Posiblemente más en lo emocional que en lo numérico. Al margen del trascendental triunfo en Granada, el entrenador de Bailén sabe que de este tipo de situaciones se sale con algo más que fútbol. El jugador, como humano que es, no está ajeno a la situación social y deportiva que vive la entidad y por eso el técnico ha decidido echar mano de sus conocimientos en psicología. Ha arropado al vestuario, ha llenado los entrenamientos de mensajes de unión y compromiso y ha tomado decisiones tan inteligentes como hacer viajar a Toni Tugores, la cara amable del club.
El Mallorca, evidentemente, sobrevivirá si gana partidos y el resto de rivales languidece, pero hay determinaciones que pueden ayudar a llegar hasta la permanencia. Manzano apostó en Los Cármenes por el mismo bloque que perdió ante el Getafe y ese fue su primer mensaje. Y el equipo, magullado por las derrotas, así lo entendió. Creyó hasta el final igual que su entrenador había creído en ellos pese a la bofetada de la semana anterior. Y luego el gol de Hemed premió esa fidelidad. La victoria, sobre todo, ha ayudado a unir al mallorquinismo, que vuelve a creer que salvarse es posible. Que así sea.
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