El acto de conciliación entre la Liga de Fútbol Profesional (LFP), la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) y la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no sirvió de nada y la huelga de futbolistas convocada para el día 16 de mayo y de duración indefinida continúa en pie. El motivo esgrimido por los futbolistas es el Real Decreto Ley aprobado por el Gobierno para la venta centralizada de los derechos televisivos del fútbol, con el que se muestran radicalmente en contra.
La Federación junto a los futbolistas están echando un pulso al Ejecutivo a pocos días de las elecciones municipales y autonómicas, convencidos de su debilidad y de que ante la amenaza de paralizar el fútbol en todo el país, el Gobierno se avendrá a modificar la polémica norma.
Sin embargo, trasluce en el conflicto una guerra soterrada entre personajes como el presidente del la RFEF, Ángel María Villar, y el presidente de la LFT, Javier Tebas. Al parecer Villar pretende paralizar las inspecciones en curso en la Federación Española por las subvenciones recibidas.
Es de todo punto inaceptable que los futbolistas de primera división, auténticos deportistas privilegiados, amenacen con paralizar la competición solo por una cuestión económica. Hablamos de profesionales que cobran cantidades astronómicas y que no están dispuestos a que sus brutales rentas por los derechos televisivos se repartan más equitativamente. Y también se oponen a tributar por sus ingresos según Hacienda ha establecido. No cabe una actitud más egoísta.
