Ha tardado mucho el presidente de la Obra Cultural Balear (OCB), Jaume Mateu, en salir a la palestra y advertir a Bauzá de que se opondrá a “cualquier retroceso”. Faltaría más, Mateu está obligado a ser beligerante, advertir y exigir, porque debe ser fiel, no a esa sociedad civil organizada de la que habla, sino a quienes le subvencionan para que lo haga.
Mateu pide que se escuche a la sociedad civil y yo creo que esa sociedad ya ha hablado y lo ha hecho en unas urnas, apoyando un programa electoral que dista bastante de las exigencias de Mateu, pero esa forma de hablar no sirve para la OCB y sus dirigentes, porque no tiene nada que ver con sus intereses.
Yo me creería que la OCB actúa porque así se lo dictan sus principios si renunciase, desde ahora mismo, a prebendas y subvenciones y viviese sólo de sus propios recursos, porque en unos momentos como los que vivimos la solidaridad es lo primero. Y lo importante es poder cubrir las necesidades básicas, independientemente de la lengua en la que se hable.