La novillera pacense María del Mar Santos Márquez puso a los toreros mallorquines en su sitio

Con tres cuartos largos de entrada y un homenaje a la viuda y al hijo del malogrado Francisco Gabriel Pericás se iniciaba el paseíllo.

No tuvo suerte con su lote Jesús López Cumplió toreando en redondo a su primero y nada pudo hacer sino labores de enfermero ante su invalido quinto.

Se lidiaron 8 novillos de don Tomás Prieto de la Cal, los célebres jaboneros de casta vazqueña de Veragua de Huelva, flojos y que no ofrecieron problemas.

María del Carmen Santos Márquez recibiió muy bién a la verónica al segundo un novillo de ida y vuelta, que permitía el toreo en redondo, ligando así el pase natuurall con el de pecho. Mató de estocada. Clamor. 2 orejas y rabo. En el sexto se dobló por bajo con una muleta poderosa, voltereta incluida. Molinetes. Desplantes. Dos pinchazos y estocada. Una oreja más a la auténtica triunfadora de la tarde.

No había tenido el gusto de ver a Bouzada y tengo que decir que he quedado admirado de lo mal que lo hace todo: pasito atrás, perfilero, codillero, mal a espadas. Hay quién dice que tiene una afición desmedida, a lo que yo añado que también tiene el valor insuficiente como para cruzarse al pitón contrario. Con los aceros no se puede estar peor.

Pericás recibió al cuarto con dos largas cambiadas y banderilleó muy bién poniendo a cien la caldera sobre todo en el último par al violín. Con la muleta, enganchones y estuvo a merced y por debajo del toro. Estoconazo y descabello. Oreja. En el octavo, falto de fuerza e inválido, rodillazos, efectismos, desplanttes y enganchons. Estocada y descabellos. Pericás, tendría que calibrar si a sus 29 años, aun le conviene seguir jugando al toro, con el becerrillo, o tomárselo en serio de una vez por todas, irse a la Peninsula y debutar ya con picadores. Eso, claro esta, si quiere ser torero de verdad.