“Entre esos placeres bastardos colocan los utopienses (…) que alguien se considere superior a los demás por ir mejor vestido. El que así piensa incurre en un doble error, el de creerse mejor y el de creerlo por el traje que lleva”.
No lo digo yo, lo dice Tomás Moro en Utopía.
Internet está repleto de documentos y páginas que recuerdan curiosidades de cómo fue la infancia y la juventud de la generación EGB. A los que la hemos vivido nos produce una simpática sonrisa nostálgica. Sin embargo, no nos engañemos, nos costaría volver.
Se dice y se repite que una vez recuperados de la actual crisis económica, nuestro nivel de vida no volverá a ser el que era hace 7 u 8 años. Pero parece que no nos hacemos la idea. Sencillamente, basándose en que las crisis son cíclicas, más de uno espera recuperar ese tren acomodado. Y de ahí sale la resistencia a realizar la marcha atrás y olvidarse del rollo burgués de no hace tanto; ya se encuentra dentro del bagaje.
Los cinturones se han apretado, quien duda de ello, no obstante, cuando los chavales se hacen un roto en el chándal no se les pone un taco como antaño, sino que se acude a los grandes almacenes a comprarle una equitación nueva. Baratita, pero nueva. Y en la misma línea, a lo mejor ya no se compra en Carolina Herrera, pero se intenta encontrar un modelito que dé el mismo pego en Zara.
Y puede que ya no se salga de viaje tres veces al año, pero se buscan todas las oportunidades existentes para al menos coger el avión una vez. ¿Cuántos años seguidos se pasaban antes sin salir ni una sola ocasión?
Y un caso diferente pero también paradigmático lo encontramos en los precios de los inmuebles. Se resisten a bajar. No es fácil encontrar algún caso de vivienda o finca cuyo precio haya descendido por debajo del 50%, salvo alguna llamativa excepción. Parece que muchos propietarios albergan la esperanza de que los precios vuelvan a su punto más alto y por eso están esperando antes de ‘malvender y perder’.
Aún no se ha inventado ninguna máquina de lavar cerebros, cosa que ya gustaría a algunos, por lo que no podemos abstraernos de nuestros conocimientos y vivencias previos. Pero pensar que es el propio 'sistema' que nos imposibilita vivir como antes es autoengañarnos. Es posible, algunos pocos lo hacen.
No estoy de acuerdo con la manida frase de haber vivido “por encima de nuestras posibilidades” porque al fin y al cabo el sistema lo permitía. ¿Que el más ni pintado disponía de una casa, un todo terreno, y salía a cenar todos los viernes y sábados? Bien es cierto, y si pagaban era porque existía cash o tarjeta de crédito que lo permitía. Las personas que se pasaron de frenada serán en todo caso responsables de ‘su’ crisis, pero no de la general.
Corolario: El hombre no está programado para andar como los cangrejos. Las marchas atrás son una solución a disgusto.