EMILIO ARTEAGA. Estamos ya entrando de lleno en la época de las fiestas navideñas y el cuerpo nos pide, aunque no sea más que por condicionamiento cultural, unos días de alegría, buenos sentimientos y un poco de celebración con la familia y amigos. La verdad es que este año no hay muchas razones ni para alegrías, ni para celebraciones, más bien todo lo contrario, pero, por el bien de nuestra salud, física y, sobre todo, mental, conviene que nos autoimpongamos un poco de espíritu navideño y procuremos pasar estos días de la mejor y más alegre manera posible.
Por desgracia no abundan estos días las noticias que puedan movernos, no ya al optimismo, sino ni tan solo a esbozar una sonrisa. En el ámbito internacional, entre las catástrofes naturales, como el tifón Bopha arrasando las Filipinas y dejando centenares de muertos, las masacres de la guerra civil de Siria, el nuevo desafío de Corea del Norte con la puesta de un órbita de un misil de posible alcance intercontinental, el reguero diario de muertes en Pakistán y Afganistán, con la muerte en este último país de una decena de niñas por la explosión de una mina antipersonas, de las que el país está sembrado, la posible desestabilización de Egipto y la masacre sin sentido de 20 niños y 6 maestras en un colegio de Newton, Connnecticut, consecuencia, entre otras causas, de la desaforada acumulación de armas de fuego por parte de los ciudadanos estadounidenses (cerca de 300 millones de armas de fuego para una población de unos 315 millones de habitantes), y otras varias noticias de similar carácter negativo, no parece que vayamos a encontrar mucho consuelo. En el ámbito nacional, prácticamente cada día los diversos gobiernos, central, autonómicos, municipales, en nuestro caso también los consells insulares, nos sorprenden con nuevos tipos impositivos, tasas, copagos, etc. Los más sonados estos últimos días las nuevas tasas de la administración de justicia y los copagos anunciados de los servicios de transporte sanitario no urgente, y se anuncian subidas futuras en la electricidad, el gas y vaya Vd. a saber qué más. Tampoco aquí parece que vayamos a encontrar motivos para sonreir.
Sin embargo, este fin de semana sí que se ha producido una noticia positiva, que es un ejemplo de la capacidad de la sociedad civil, de los ciudadanos de a pie, de llevar adelante un gesto colectivo de solidaridad. Este domingo se ha celebrado en Catalunya la Marató de TV3, que no es una carrera atlética, como su nombre podría sugerir, sino una de las denominadas galas solidarias o telemaratones, que consisten en una recogida de fondos, en forma de aportaciones voluntarias, en el caso de la Marató de TV3 para la financiación de proyectos de investigación médica en un determinado tipo de enfermedades, que va cambiando cada año.
Este año ha sido la vigésimoprimera edición y, justamente cuando estamos en el peor momento económico de toda su trayectoria, ha batido todos los récords, con una recaudación de más de diez millones cien mil euros, que se dedicarán a proyectos de investigación sobre el cáncer. De hecho, la Marató de TV3 es la que consigue la mayor recaudación de todo el mundo, en términos relativos a la población involucrada. La de este año, de momento, ya que las donaciones pueden continuar hasta el 31 de marzo de 2013, supone algo más de 1'3 euros por habitante de Catalunya. Este hecho es una demostración de la conciencia cívica de la sociedad catalana, de su capacidad de movilización colectiva para la consecución de objetivos comunes, de su sentido de la solidaridad y altruísmo, y constituye un ejemplo de enorme dimensión. Ahora que nuestros gobiernos han llevado a cabo un recorte infame en el presupuesto de investigación y desarrollo, los catalanes han respondido con la mayor recaudación de la historia de la Marató.
Este tipo de noticias positivas sí que contribuyen a levantar nuestro estado de ánimo y nos hacen pensar que incluso en los peores momentos económicos, o quizás precisamente en los peores momentos económicos, las iniciativas proactivas vigorosas de la sociedad civil tienen un significado que va mucho más allá de su propio ámbito concreto y se convierten en ejemplos de esperanza y autestima. En este sentido, la Marató de TV3 es un auténtico arquetipo.