La limpieza sigue siendo una de las asignaturas pendientes de Palma. Pese al refuerzo en las brigadas de Emaya anunciado por el Ayuntamiento en agosto los ciudadanos se quejan de que la suciedad está por toda la ciudad, no solo en el centro sino también en los barrios de la periferia. Papeleras a rebosar y calles llenas de chicles y papeles. Una imagen que una ciudad turística como Palma, que cada año recibe miles de visitantes, no se puede permitir. La falta de dinero o el poco tiempo que llevan los nuevos gobernantes en el cargo no puede servir de excusa para justificar esta situación.
