La reducción al mínimo del número de consellerias, menos es imposible, obliga ahora a crear un bueno número de direcciones generales con un rango, se supone, superior al que ostentan en la actualidad, porque las materias a gestionar y las competencias son las mismas. La labor no es nada fácil, porque los nuevos consellers tienen que asumir nuevas áreas, algunas de gran envergadura, por lo que ahora lo fundamental radica en el equipo que nombren, ya que se van a ver obligados a delegar en ellos materias de gran calado. Cultura, Comercio o Consumo son algunas de las que quedan fuera de la estructura del Govern, de ahí, la necesidad de contar con buenos gestores, personas capaces de llevar adelante su trabajo y no complicar el de los consellers. Rodearse de un equipo de profesionales es hoy más importante que nunca y ahí puede estar la clave de un éxito o un fracaso del que los únicos destinatarios seremos los ciudadanos.
