Recuerdo un anuncio informativo en Gran Bretaña que, para explicar por qué no se puede hacer algo, y después de dar varios argumentos, acaba diciendo que “es ilegal”. Si la explicación sobre la no conveniencia de alguna conducta no bastara, el último argumento es que es ilegal, y eso sí finaliza la discusión: derogaremos la ley si no nos gusta, pero si es ley, la hemos de cumplir. Recuerdo cómo en conversaciones con algunos alemanes, he tenido que explicarles de forma detallada, por qué en España nadie declara el valor real de venta de una vivienda, por supuesto, sin lograr que me entendieran. Para ellos, la ley es la ley. A mi entender, la primera causa para que España sea la 'casa de tócame roque', donde cada uno hace lo que le viene en gana, es precisamente esta falta de respeto a la Ley. Es imposible construir una vida en común si las normas se respetan cuando nos parece, cuando las compartimos, cuando nos benefician. Desprecio olímpico por la ley es lo que ocurrió ayer con los sindicatos de la EMT, en su huelga de autobuses en Palma. Dejemos de lado si sus reivindicaciones son justas o injustas, si el ayuntamiento tiene o no la razón. Ayer se trataba de que ejercieran su derecho a la huelga de forma civilizada, de acuerdo con las normas que nos hemos dado. Y se trataba de que las autoridades del Estado, todas, garantizaran a los sufridos ciudadanos que lo que se legisla se cumple. Y, como es habitual, todo quedó en nada. Piquetes violentos, incumplimiento de los servicios mínimos, pasividad de la autoridad que servirá de antesala al olvido de este caso que, por supuesto, acabará archivado, como siempre. Esta huelga salvaje, que en sí es socialmente soportable y no me parece extremadamente grave, es indicadora, como tantas otras cosas, de que para nosotros, para los españoles, lo primero son nuestros intereses. No nos extrañemos después de que ante otras leyes, otras personas también antepongan sus gustos, intereses, beneficios, amistados o privilegios. Si la Ley no se respeta, nadie puede exigir a los demás sí cumplan lo que me beneficia o apetece a mí.
