¡Tres han sido, tres! los protagonistas de la desgraciada historia a la que voy a referirme hoy, ocurrida el pasado martes en el transcurso de la visita de Estado de dos mandamases europeos a Turquía
La primera protagonista la Presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula Gertrud von der Leyen, la primera mujer en la historia alemana en ocupar el cargo de ministra de defensa y la primera en ser Presidenta de la Comisión Europea que es el órgano ejecutivo, políticamente independiente, de la U.E., la única instancia responsable de elaborar propuestas de nueva legislación europea y de aplicar las decisiones del Parlamento Europeo y el Consejo de la U.E. y la única persona que demostró pundonor y saber estar en esta crónica.
El segundo el belga Charles Michel Presidente del Consejo Europeo,que es una de las instituciones de la U.E. que no negocia ni adopta legislación. Además las funciones del presidente son relativamente limitadas, y en su esencia reconducibles a un papel constitucional más simbólico que estrictamente político y que sobra en el clásico esquema de Montesquieu; de hecho el presidente del Consejo Europeo no dispone de ninguna potestad ejecutiva, que corresponde casi en exclusiva a la Comisión. Por lo tanto, una institución y un cargo que son facilmente anulables si no fuera que entre ellos se reparten unos buenos sueldos que visto para lo que sirven podrían anularse y dedicar sus cuantiosos sueldos y gastos a paliar el hambre en el mundo. Indignante la actitud de ese míserable que se sentó tan a gustito, en uno de los dos sillones presprados para los dos hombres, ayudando así con su actitud a que insultaran en su presencia y con su consentimiento a la Presidenta de la Comisión Europea, por lo tanto cómplice necesario de la discriminación a la que la sometió, por ser mujer, el misógino y provocador Erdogán
El tercero el turco Recep Tayyip Erdoğan, presidente de Turquía desde agosto de 2014, y que previamente fue primer ministro entre marzo de 2003 y agosto de 2014 y antes alcalde de Estambul por el Refah Partisi, de carácter autoritario,con un fuerte cariz islamista conservador que elimina sin contemplaciones cualquier tipo de oposición y que está convirtiendo a Turquía en un régimen autoritario, nacionalista y populista de corte islamísta conservador e integrista,(suya es la frase “los minaretes son nuestras bayonetas”) incompatible con Europa llevando a cabo una política constante de acoso y derribo a los ideales de laicismo e igualdad sobre los que se erigió la República de Turquía de Mustafa Kemal Ataturk.
En el caso que nos ocupa, Charles Michel ha demostrado ser más un papanatas belga, con un muy buen sueldo,¡que visto lo visto no se gana!, pagado con nuestros impuestos, que un político con criterio europeísta, con carácter, con hombría y del siglo XXI., y cómplice cobarde y necesario en el desplante y discriminación de la que fue victima la Sra. Presidenta de la Comisión Europea por parte del misógino Erdogán, a lo largo de la visita de Estado que ambos estaban realizando a Turquía.
Turquía y la Unión Europea (UE) mantienen una particular relación desde que en 1963 la Comunidad Económica Europea (CEE), antecesora de la UE, firmara el Tratado de asociación con el estado turco, denominado Acuerdo de Ankara, y Turquía fue reconocida oficialmente como candidata a la plena adhesión el 12 de diciembre de 1999, en la cumbre de Helsinki del Consejo Europeo. Aunque en el año 2016 las negociaciones de adhesión se paralizaron por las constantes violaciones de los derechos humanos y los déficits en el estado de derecho de Turquía.
El Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra las mujeres y la violencia doméstica, también conocido como Convenio de Estambul o Convención de Estambul, que se presentó en Estambul en el año 2011 y está en vigor en Europa desde el 1 de agosto de 2014. ha sido firmado por 46 países y ratificado por 34 países, es el primer instrumento de carácter vinculante en el ámbito europeo en materia de violencia contra la mujer y violencia doméstica. A princípios del presente año 2021, el presidente Recep Tayyip Erdoğan anunció la retirada de Turquía de su aplicación, firmada y ratificada.
Es en este contexto que, con la aquiescencia del pazguato de Charles Michel, Erdogán se permitió relegar a la Presidenta a un lugar secundario y él y el papanatas se sentaron en los dos sillones principales, los únicos preparados para una reunión de más de tres horas, de tres personas principales, preparada con la suficiente antelación y conocimiento. Y sin que el pánfilo del belga tuviera los arrestos, el ánimo o simplemente el saber hacer de cederle el sitio a la Presidenta en señal de respeto y consideración debida, o simplemente la agilidad mental para pedir otro sillón. Muy al contrario, para más inri, para mayor escarnio ha tenido la desfachatez de justificar lo injustificable, el desprecio, la discriminación a la Presidenta de la Comisión Europea por parte del misógino de Erdogán por el hecho de ser mujer.
No quiero pertenecer a una U.E. donde los que cobran para representarnos son como el gallina, son como el sinvergüenza de Charles Michel, cuya reproche por su infame actitud espero que le acompañe muchos años. ¿Capisci?
