La guerra entre Podem y Més por Eivissa

El Govern consiguió ayer que las enmiendas a la totalidad presentadas por el Partido Popular y Ciudadanos al proyecto de ley de impuesto sobre estancias turísticas no prosperasen, lo que permitirá que continúe su tramitación parlamentaria. La abstención de Podem y El Pi resultó determinante. El hecho de que Podem no haya apoyado el proyecto de ley y se haya abstenido ha exasperado sobremanera a los dirigentes de Més. El vídeo que ayer publicó este digital donde se ve al vicepresidente Barceló y a la consellera Fina Santiago increpar a Alberto Jarabo demuestra lo deteriorada que está su relación política.

Podem solo puede tensar la cuerda con críticas en los medios

En escasamente 7 meses los partidos que firmaron los Acords pel Canvi parecen mantener unas diferencias muy importantes que hasta ahora no se han podido superar por la vía del diálogo, pues las posturas se mantienen inamovibles. Pero cabe escrutar los motivos por los que la relación entre Més y Podem se ha deteriorado de una forma tan aguda. Curiosamente se trata de dos formaciones que mostraban mucha mayor afinidad política e incluso personal que la que a priori parecían tener con el PSIB y que llegaron a plantearse concurrir juntos a las elecciones autonómicas y a las generales.

En estos meses ha habido acusaciones de ruptura del pacto por ciertas iniciativas de la presidenta del Parlament, Xelo Huertas, que no habían sido previamente pactadas con el resto de firmantes del acuerdo de gobernabilidad, como su intención de formular preguntas orales al Govern en la sesión de control o su propuesta de que los diputados renunciaran al incremento del 1% de su salario previsto en los presupuestos de la comunidad. Lo cierto es que Podemos parece ir por libre y estar más dispuesto a hacer oposición que a dar apoyo al Govern. Esto ha alimentado la desconfianza entre las tres formaciones.

Todo esto ha generado una gran desconfianza entre Podem –y especialmente de sus diputados ibicencos– con respecto a Més

Sin embargo es Podemos quien hasta ahora se las tiene que envainar, como suele decirse. Sucedió con los nombramientos de Juli Fuster, Mateu Morro, Joan Gual, Luis Corral, Francisco Fernández Terrés y Pau Thomàs. Y los de Jarabo también han tenido que ceder con las propuestas de Xelo Huertas, que hasta ahora han fracasado. De este modo, Podem solo puede tensar la cuerda con críticas en los medios (como en el tema del decreto de tratamiento de lenguas, al que han llegado a equiparar con el TIL de Bauzá) y la votación de ayer de la ecotasa fue una ocasión de oro de hacerles sudar la gota gorda a Més y al PSIB.

Pero el asunto determinante del divorcio entre Més y Podem ha sido el desembarco de Més en Eivissa utilizando a gente de Guanyem, la marca blanca de Podem. Cuando en la campaña de las elecciones generales Més colocó de número 3 en su lista para el Congreso a Joan Ribas, teniente de alcalde de Vila que se presentó por Guanyem, los diputados ibicencos de Podem lo calificaron de “fraude” y le exigieron públicamente que entregara su acta de concejal. Esta maniobra ha sido considerada por Podem como un desembarco de los econacionalistas en las Pitiusas, territorio donde hasta este momento los de Més no tenían presencia.

Todo esto ha generado una gran desconfianza entre Podem –y especialmente de sus diputados ibicencos– con respecto a Més. De ahí que ya no se fían ni de sus intenciones ni de sus palabras y por eso no se creen que vaya a haber un reparto equitativo de los fondos recaudados con la ecotasa, pues dan por hecho que será Més quien decidirá lo que más les convenga sin atender las necesidades de Eivissa y Formentera.

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