El consumo del 'gas de la risa' en lugares de ocio familiar preocupa a la Policía

Son cerca de las nueve de la noche. Cae el sol y una multitud se agolpa en el carrer Ponent, el paseo peatonal de Sant Antoni de Portmany (Ibiza) que transcurre desde el Passeig de la Mar hasta el Caló des Moro y Cala Gració. El motivo es contemplar en primera línea de mar la puesta de sol. Un momento mágico que en la isla blanca congrega a miles de personas para disfrutar del espectáculo natural que tanto visitantes como residentes evitan perderse. Incluso las embarcaciones fondean por decenas junto a la costa para no perder detalle.

Multitud de establecimientos han prosperado en este enclave gracias a este fenómeno que goza en la Bahía de Portmany de un mirador extraordinario, con su orientación hacia el este y la silueta del islote de Sa Conillera en el horizonte. Bares, restaurantes y terrazas invitan a la gente a sosegarse contemplando el ocaso escuchando música y bebiendo algún coctel de moda.

Pero con tanta afluencia de público, también han proliferado los vendedores de mojitos y otras bebidas. Gente que se busca la vida ofreciendo bocadillos y latas de refrescos o cervezas. La venta ambulante tan corriente allá donde hay cierta aglomeración.

Pero en Sant Antoni también acuden vendedores de sustancias ilegales. En el vídeo que les ofrecemos un hombre de color vende óxido nitroso a una pareja que se encuentra sentada en las rocas. Se trata de un anestésico más conocido como “gas de la risa”. Hincha con él dos globos de colores y se los entrega. Ellos lo inhalan lentamente. Les cobra 10 euros, 5 euros por globo.

Llama la atención la naturalidad con que lo hacen y el hecho de que hay en una extensión de 100 metros, unos 7 vendedores de este gas a los que se identifica a simple vista. Por el color de su piel y también porque muchos de ellos se colocan un globo vacío en los labios. Para que cualquiera pueda saber qué venden.

ÓXIDO NITROSO

Se trata de un gas incoloro, con un olor dulce, con efecto anestésico y disociativo. Por su bajo precio y facilidad para hacerse con él, se ha convertido en los últimos años en una sustancia de consumo lúdico. La sensación que produce es de cierta embriaguez, así como sensación de bienestar y alegría. De ahí su nombre popular: “gas de la risa”. Su efecto es muy breve, unos dos o tres minutos.

Su uso recreativo está prohibido, pero dada su utilidad en repostería, no es difícil de conseguir. Pero su venta se considera un delito contra la salud pública. Como el tráfico de drogas, se castiga con prisión de 6 meses a tres años.

ACTUACIONES POLICIALES

Casi cada semana la Policía Local de Sant Antoni detiene a algún vendedor y se incauta de cápsulas de gas, pero como se puede comprobar en el vídeo, eso no disuade a los consumidores ni tampoco a los vendedores.

Cada pocos segundos se oye el característico sonido del aire comprimido saliendo a escape: psssfh… pssssfh…

Y esto sucede a diario en Sant Antoni y en tantos otros enclaves turísticos de Ibiza y de Mallorca, como Palmanova. La fiesta de los globos. Ahora solo falta determinación para poner freno a este espectáculo en plena calle que no decae aunque el sol se ponga.