En función de estos cálculos, introducir una dieta sin gluten en los hábitos nutricionales diarios implica un desembolso individual de algo más de 71 euros al mes (exactamente, 71,64 euros). Al cabo del año, por tanto, la factura 'extra' por la adquisición de estos productos especiales en tiendas y supermercados habrá ascendido hasta los 859,68 euros.
No obstante, tal como especifica la Federación de Asociaciones de Celíacos de España (FACE), en buena parte de las unidades familiares, este dato se duplica o incluso se triplica. Esto es así porque la celiaquía, nombre de la patología que afecta a estas personas, es una dolencia autoinmune y genética, razón por la cual la situación más frecuente es que en una misma familia convivan varios integrantes con este mismo problema de salud.
De ser así, el coste ya de por sí oneroso de más de 850 euros, se dispararía inexorablemente. Y ello en un contexto que, en el caso de España, viene marcado por la falta de ayudas o compensaciones públicas a este colectivo.
DÍA INTERNACIONAL DEL CELÍACO
Precisamente, la articulación de medidas destinadas a aliviar el coste de estos alimentos es una de las reivindicaciones que se pondrán sobre la mesa aprovechando la celebración, este 16 de mayo, del Día Internacional del Celíaco. La finalidad de la jornada es divulgar la máxima información en torno a las circunstancias que deben afrontar estos pacientes, aquejados por una dolencia que afecta al 1 por ciento de la población mundial y cuya incidencia se ha multiplicado a lo largo de los últimos 25 años.
Pero vayamos por partes. ¿Qué es la celiaquía y por qué determinadas personas desarrollan este proceso?
Básicamente, la celiaquía es una enfermedad de transmisión hereditaria consistente en la intolerancia permanente a las prolaminas del gluten, que, a su vez, es una sustancia proteica que se encuentra en cuatro cereales: el trigo, la cebada, el centeno y la avena.
Los hombres y mujeres predispuestos a esta dolencia desarrollan una inflamación crónica de la mucosa del intestino delgado que incide directamente en la incapacidad de que el organismo pueda absorber determinados nutrientes.
SINTOMATOLOGÍA
Cuando esto sucede, el paciente corre el riesgo de verse afectado por un abanico muy diverso y extenso de síntomas: desde las náuseas y los vómitos recurrentes, hasta la pérdida de peso y de masa muscular, además del consiguiente déficit de apetito. En niños y adolescentes, además, la celiaquía puede originar retrasos en el crecimiento.
A todo este cuadro de manifestaciones físicas, al que cabe añadir los dolores abdominales y determinados tipos de anemia por déficit de hierro, es conveniente agregar las reacciones de tipo psicológico o emocional. En determinados casos, los celíacos muestran episodios de elevada irritabilidad, así como una profunda sensación de apatía y tristeza.
Uno de los principales problemas que se afrontan a la hora de abordar la celiaquía es el bajo porcentaje de diagnóstico. La estimación es que más de un 80 por ciento de personas afectadas no conocen, sin embargo, su situación, y desconocen, por tanto, que han desarrollado un proceso de intolerancia al gluten.
INFRADIAGNÓSTICO
Para los expertos, la necesidad de avanzar en la detección de la enfermedad se ve obstaculizada por la falta de formación específica de los médicos de Atención Primaria en este campo específico de la salud. La circunstancia de que la sintomatología que presentan estos pacientes sea coincidente con las señales que se manifiestan en otras patologías, dificulta extraordinariamente efectuar un diagnóstico correcto en los centros del primer nivel asistencial.
A resultas de ello, la identificación del cuadro de celiaquía se retrasa, o, en el peor de los casos, no llega a producirse nunca, impidiendo que esa persona pueda acceder al tratamiento correspondiente y adoptar los hábitos alimentarios que se requieren.
Tampoco deja de ser cierto que, en ocasiones, la celiaquía puede no conllevar ninguna sintomatología concreta. Por supuesto, estos pacientes asintomáticos lo tienen todavía más complicado a la hora de recibir ayuda médica y, especialmente, tener acceso a los consejos nutricionales que pueden evitar que esta intolerancia no repercuta en una disminución drástica de su bienestar y calidad de vida.
DIETA SIN GLUTEN
De hecho, la única estrategia que se ha mostrado verdaderamente efectiva es la que incide directamente en la alimentación, planteando una estricta dieta que prescinda absolutamente de los productos con contenido de gluten.
Tal como ratifican los especialistas, este tipo de protocolo redunda en una mejora de los síntomas en un espacio de tiempo muy breve, concretamente a partir de las dos semanas, si bien en los niños y las niñas la mejoría puede aparecer algo más tarde. De hecho, los análisis serológicos ya muestran variables satisfactorias al cabo de medio año desde el comienzo del régimen.
ALIMENTOS APTOS
La dieta engloba un listado de alimentos libres de gluten que, por tanto, son aptos para el consumo de los celíacos. Así sucede en el caso de los huevos, las carnes, los pescados, el café, productos lácteos como la leche y el yogurt (siempre que sean marcas no restringidas a estos comensales), diversos tipos de cereales (arroz, maíz, trigo sarraceno y quinoa), y frutos secos, como las almendras y las nueces. También es plausible el consumo de aceites, manteca, crema de leche, y los embutidos y fiambres (si bien no todos los tipos ni marcas).
ALIMENTOS NO APTOS
Por el contrario, un diagnóstico de celiaquía implica descartar por completo de la mesa un listado considerable de artículos. Para empezar, nada de productos elaborados a base de trigo, cebada y centena. Adiós a los panes y sus derivados, y hay que eliminar también los bollos, los pasteles y el resto de los platos de repostería, como las galletas, los bizcochos y las tartas.
Igualmente, también quedan fuera de juego las pastas, ya se trate de espaghetis, macarrones, tallarines o las demás modalidades de este tipo de cocina, tan asociada a la tradición gastronómica italiana.
En la misma lista de exclusión hay que situar a los higos secos y los productos manufacturados si en su composición se han utilizado harinas elaboradas a base de fécula, almidón o proteína.
En cuanto a la bebida contraindicada para los pacientes celíacos, es importante rechazar las cervezas y los licores destinados o bien fermentados a partir de una base cereal, como ocurre con el vodka y el whisky.
SOLO SON VÁLIDAS LAS ETIQUETAS 'SIN GLUTEN'
Paralelamente, la Federación de Asociaciones de Celíacos de España ha divulgado una serie de consejos que igualmente se deben tener presentes para garantizar los mejores hábitos nutricionales en estas personas.
Una de estas recomendaciones está relacionada con aquellos productos que en los comercios e hipermercados viene etiquetados como 'muy bajos en gluten', u otros indicativos similares, como 'adecuado para intolerantes al gluten' o bien 'elaborado para personas con intolerancia al gluten', entre otros mensajes de contenido parecido.
¿Y esto por qué? La Federación explica que estos artículos no se hallan completamente desprovistos de gluten, sino que contienen entre 20 y 100 ppm de este elemento. En consecuencia, no pueden ser incluidos en la dieta. Solo un indicativo resulta válido para estos pacientes, y es el siguiente: 'Sin gluten'. Todas las demás menciones no son procedentes ni deben ser atendidas, siguiendo el consejo de la FACE.
COMPROBAR LA RELACIÓN DE INGREDIENTES
La entidad menciona también la conveniencia de que el cliente compruebe fehacientemente la relación de ingredientes que figuran en el etiquetado, los cuales se hallan relacionados en la lista de alimentos sin gluten de FACE que, a su vez, pueden consultarse a través de la aplicación FACEmóvil
Claro que no siempre estos comensales consumen platos que han elaborado personalmente o cuya preparación ha corrido a cargo a partir de procedimientos caseros. Desde este punto de vista, los establecimientos de restauración han de proceder con sumo cuidado a la hora de efectuar la manipulación de los alimentos, no mezclando, por ejemplo, aceites compartidos para productos con o sin gluten.
Si en un menú, además, figura un plato que contiene uno de estos elementos, como un embutido en un menú de legumbres, no es suficiente con que, a la hora de servirla, esta comida se separe del resto.
CONVIVENCIA CON UN PACIENTE CELÍACO
Al mismo tiempo, en los domicilios en los que se convive con un miembro celíaco, o más de uno, la recomendación es eliminar las harinas de trigo y el pan rallado con gluten. Por el contrario, hay que comprobar que estos artículos no contienen este elemento, aunque también se pueden utilizar copos de puré de patata para rebozar, empanar o espesar salsas. De esta manera, el plato cocinado en casa podría ser consumido por todos los integrantes de la unidad de convivencia, incluyendo a las personas celíacas.
Como se apuntaba al principio de este reportaje, ser intolerante al gluten llega a salir por un ojo de la cara. Pese a que en los últimos años se ha observado una cierta disminución en el precio de estos artículos, gracias a la incorporación en el mercado de una abundante oferta de las denominadas 'marcas blancas', la realidad es que la diferencia de tarifa respecto a los otros productos continúa siendo considerable.
Esta situación resulta especialmente insostenible para los compradores con bajas rentas económicas, sobre todo teniendo en cuenta que no existe en España ninguna bonificación o subvención, ni autonómica ni estatal, para aliviar el coste de la cesta de la compra sin gluten.
SER CELÍACO EN LA UNIÓN EUROPEA
En otros países de la Unión Europea, como Francia, Reino Unido, Suecia, Italia o Portugal, la sensibilidad hacia este colectivo es muy superior, dado que contemplan ayudas concretas para que la necesidad de efectuar este tipo de dieta no suponga un grave dispendio en la economía familiar.
Precisamente, la articulación de medidas destinadas a aliviar el coste de estos alimentos es una de las reivindicaciones que se pondrán sobre la mesa aprovechando la celebración, este 16 de mayo, del Día Internacional del Celíaco. La finalidad de la jornada es divulgar la máxima información en torno a las circunstancias que deben afrontar estos pacientes, aquejados por una dolencia que afecta al 1 por ciento de la población mundial y cuya incidencia se ha multiplicado a lo largo de los últimos 25 años.
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