La educación enseña a no respetar la libertad

Los profesores más cercanos al PSM y al sindicato Stei organizaron ayer un acto en varias decenas de institutos públicos, en favor del catalán y en contra de una hipotética propuesta electoral del Partido Popular que iría en contra de la unidad de la lengua, postura no explicitada aún o, al menos, no claramente. El acto, hecho en instalaciones públicas e implicando a los estudiantes, excede absolutamente el ámbito de las competencias y atribuciones de estos profesores. Pero ellos plantean el asunto como si la lengua y la postura respecto de ella fuera ajena al posible debate político. De hecho, entregaron un escrito a los partidos pidiendo que con este tema no se haga política, o lo que es lo mismo, que se acate su postura sin discusión ni debate, porque, vienen a decir, estos son asuntos que van más allá de lo opinable. Quiero pensar que es por esa creencia casi mística en que la lengua no es un tema más de la agenda política que se atreven a manipular a los estudiantes, que se permiten utilizar instalaciones públicas pagadas con los impuestos de todos los ciudadanos, para defender una opción política concreta. Un respeto mínimo a la libertad y al pluralismo -o, en sentido contrario, un alejamiento del totalitarismo- les debería hacer ver que existe gente que piensa diferente, incluso tal vez entre los propios estudiantes que no han tenido opción de expresarse, gente que tiene todo el derecho del mundo a sostener lo que quiera sobre la lengua sin que deba ser criminalizada ni perseguida. Es más, como habrán visto convocatoria tras convocatoria electoral, las personas que no piensan como ellos son más del 80 por ciento de la población, una cifra que parece bastante significativa como para ser ignorada por su intolerancia. Yo personalmente creo que la lengua que se habla en Baleares es el catalán con las variantes propias de aquí. Y creo que todos los estudiantes deben aprender este idioma, sí o sí, porque es el idioma de esta tierra. Pero me niego a asociar mi defensa de esta lengua a este tipo de abusos, a estas faltas de respeto por la libertad de los demás para defender posturas que puedan ser diferentes. Creo que sólo un enemigo del catalán puede propiciar que esta lengua se asocie a conductas tan desvergonzadas e impúdicas como la utilización de jóvenes aún sin experiencia en la vida, para hacer política. Quien esgrime que el catalán es un asunto fuera del debate, poco tendrá que decir ante el que aduce que el castellano también está fuera del debate, que es parte de la España única y basta. En realidad, el radicalismo alimenta al radicalismo. Los centros educativos no están para hacer actos políticos, están para educar y una de las cosas más importantes que podrían inculcar es el profundo respeto a la libertad de los demás para tener sus posiciones, exactamente lo contrario de lo que se hizo con el acto de ayer. Naturalmente, no esperamos que la autoridad política actúe, pero debería. La obligación del poder político es, en cumplimiento de la Ley, sancionar a quienes ayer se excedieron en sus funciones. No tanto por ellos, sino para que los demás ciudadanos no aprendan la lección de que aquí cada uno puede hacer lo que quiera cuando está convencido de algo.

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