La reunión del Comité Federal del PSOE este sábado en Madrid, tras las intervenciones de cuantos quisieron intervenir y tras el oportuno debate, arrojó una votación en la que se impusieron los partidarios de la abstención en un nuevo debate de investidura al que previsiblemente se presentará el líder del PP, Mariano Rajoy, para obtener la confianza del Congreso de los Diputados. Recordemos que el 2 de septiembre le faltaron 11 votos que, tras el cambio de postura del PSOE, ahora sí obtendría, cosa que le permitiría ser investido presidente y nombrar un Gobierno, desbloqueando así la situación de interinidad que se vive en Ejecutivo desde noviembre del año pasado.
Los socialistas contrarios a la abstención, entre los que destacadamente se encuentra la presidenta balear Francina Armengol, piden libertad de voto para los diputados del Grupo Socialista, bajo la amenaza de Podem, en boca de Laura Camargo, de dar por muerto su pacto de gobernabilidad en Balears si los diputados Pere Joan Pons y Sofía Hernanz, no rompen la disciplina de partido y votan abstención.
Bien está que Armengol pida libertad de voto, cosa que también harán los socialistas de las demás federaciones insulares y que quizás fuera lo mejor para no ahondar en la división del PSOE, toda vez que los diputados del PSC, aunque integrantes del Grupo Socialista, han anunciado su voto en contra. Pero no ha de olvidarse que el PSOE es un partido nacional y que al fin y al cabo, la legitimidad del Comité Federal es incuestionable, fuera cual fuera la opción ganadora.
Lo que no es admisible es amenazar con la indisciplina, amparándose en una pretendida coherencia que siempre podría ser esgrimida para no allanarse a las decisiones democráticas de los órganos del partido. La doctrina Trump, consistente en aceptar el resultado si se es el ganador, pero no aceptarlo si el vencedor es otro, no dice mucho de los socialistas que amenazan con desmarcarse de la decisión democrática votada mayoritariamente por los miembros del máximo órgano entre congresos del PSOE.
Si finalmente la gestora que está al frente del PSOE tras la dimisión de Pedro Sánchez no da libertad de voto, algo de lo que no hay precedentes, Armengol debe acatar la decisión o abandonar el PSOE. Pero no procede amenazar con la indisciplina, ir por libre y debilitar así la imagen del PSOE en estos momentos tan difíciles. Por más razones que se tenga o que se crea tener. Si la mayoría de dirigentes del PSOE ha votado por la abstención, por algo será.