La deslealtad de Armengol y Antich al PSOE queda sin respuesta

El PSOE no actuará contra los dos senadores que se ausentaron el pasado día 27 de octubre del pleno de la Cámara Alta para eludir la votación de la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Catalunya. El argumento utilizado para justificar que se mire para otro lado y se elude sancionar a los senadores díscolos, el expresident del Govern de la Generalitat, José Montilla, y el expresident del Govern de Balears, Francesc Antich, ofende a la inteligencia y más valdría que se reconozca, como sugieren algunas informaciones, que su comportamiento estuvo pactado con la Ejecutiva del partido que lidera Pedro Sánchez, porque -y esto es cierto- su ausencia de la votación en nada afectaba el resultado de la misma.

Sin embargo el PSOE parece no calcular que cada vez parece más una formación política donde cada cual hace lo que le viene en gana, lo que puede acabar pasándole factura tarde o temprano, en términos de cohesión interna y de imagen hacia el electorado. Si cada vez que el partido adopta una decisión, se consiente que haya quien vaya por libre haciendo, como se suele decir, de su capa un sayo, pronto el PSOE se asemejará al ejército de Pancho Villa, si es que no lo es ya.

Porque lo cierto es que Antich eludió desde días antes explicar el sentido de su voto y acabó distanciándose del resto de senadores integrados en el Grupo Parlamentario Socialista en el Senado porque el PSIB está en contra de la aplicación del 155 y porque así se lo exigían sus socios de gobierno, Més per Mallorca, Més per Menorca y Podem Illes Balears. Pero Antich deberá comparecer ante el Parlament para explicarse, porque así lo han solicitado PP y Cs, y porque los ciudadanos de Balears a quien el senador autonómico representa, se merecen una explicación.

Antich optó por la opción más cobarde que tenía delante. Pudo votar a favor como hicieron el resto de senadores del PSOE, pudo votar en contra como le exigían los partidos de izquierdas en el Parlament, o pudo abstenerse. Pero decidió ausentarse de la votación. Pero ahora que se comprueba que la aplicación del artículo 155 ha devuelto la normalidad a Catalunya y ha permitido, como exigía el PSOE, la convocatoria de elecciones autonómicas cuanto antes, hay que resaltar que la posición del PSIB y de Antich se revela como la que menos ha contribuido a apartar del poder por vías legales y democráticas a un Govern instalado en la ilegalidad, en el desacato y en la autarquía.

Si el conjunto del PSOE y Pedro Sánchez hubieran hecho caso al PSIB de Armengol, cosa que afortunadamente no ha sucedido durante esta crisis, aún estarían las cosas como el viernes 27 o quizás peor. Pero el PSIB prefiere ir de la mano de Més y Podem en la cuestión catalana, que ir de la mano del PSOE y defender la legalidad y el Estado de Derecho. Cabe sospechar que no lo hace por otra razón que por evitarse enfrentamientos con sus socios de gobierno, demostrando una vez más que le interesa más mantenerse en el poder a toda costa que siendo coherente con su partido y con sus siglas.

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