Como era de prever, la moción de censura impulsada por Unidos Podemos ha fracasado y el candidato propuesto, el secretario general de la formación morada, Pablo Iglesias, solo ha logrado 82 votos a favor, por 170 en contra y 97 abstenciones. Es cierto que Irene Montero y Pablo Iglesias han capitalizado desde la tribuna de oradores del Congreso muchas horas (el debate duró más de 12) de diatribas contra el Partido Popular, pero es dudoso de que haya servido para algo más que para la propaganda de Podemos. Por el momento no hay una mayoría alternativa para desalojar del poder a Mariano Rajoy y al PP, formación mayoritaria en la cámara y que ha ganado las dos últimas elecciones generales, cosa que parece habérsele olvidado al líder podemita.
La corrupción sigue acosando a Mariano Rajoy y al PP, algo innegable de lo que las fuerzas políticas quieren sacar rédito, como es natural. Sin embargo, lanzarse a una moción de censura sin la más mínima posibilidad de prosperar y que únicamente han votado a favor sus impulsores de Podemos, además de Compromís, Bildu y Esquerra Republicana, pone en evidencia que por más que ellos se reivindiquen como tales, Podemos no lidera la oposición y ni siquiera lidera la izquierda. Y nadie ve a Pablo Iglesias como el presidente del Gobierno, ni siquiera para sustituir a Rajoy. Es más, Podemos no es capaz de articular una mayoría alternativa a la que aupó a Rajoy a La Moncloa y que en pocos días aprobará los Presupuestos Generales del Estado.
La mayoría de formaciones que optó por la abstención e incluso Ciudadanos, que votó no a la moción de censura, coincidieron en responsabilizar a Pablo Iglesias de que hoy el presidente del Gobierno de España sea Rajoy. Su voto negativo a la investidura del socialista Pedro Sánchez le perseguirá durante mucho tiempo.
Pero lo peor de todo es la injusta generalización de la corrupción en todos los diputados del PP e incluso de sus votantes y ya también en los partidos que de una forma u otra les dan apoyo, aunque sea puntual como en el caso de la aprobación de los PGE. Podemos opta así por la estrategia de inflamar la política acusando a todos los integrantes del PP de corruptos, incluso dando por condenados a todos los investigados, en la más exagerada y aberrante pulverización de la presunción de inocencia que se recuerda en el Congreso de los Diputados. Pero lo cierto es que el PP gana las elecciones y recibe mucho más apoyo electoral y político que Pablo Iglesias y Podemos, una formación que demuestra no ser una alternativa seria y fiable. Los españoles nunca han confiado en partidos radicales como Podemos, apoyados en esta moción de censura por otros igual o más radicales que ellos, lo cual lo dice todo.