El mantenimiento de los centros públicos es francamente mejorable. Los centros sanitarios no son una excepción. Ni los usuarios muestran cuidado con las instalaciones de todos, ni la administración le da el nivel de prioridad, dedicación y medios que éstas necesitan.
Con demasiada frecuencia los espacios comunes muestran dejadez, los criterios de higiene son laxos y las paredes parecen vallas publicitarias en fase de abandono. La falta interés en tener las instalaciones públicas en buen estado es algo más que un ejemplo de la desidia colectiva.
CCOO ha sabido aprovechar la reivindicación iniciada por los trabajadores del Club Social del Hospital Psiquiátrico para dar visibilidad e impacto a la indolencia en el cuidado de las estructuras del emblemático centro.
Corría el año 1994 cuando los servicios centrales del Servicio Balear de Salud (SERBASA) y de la empresa pública Gestión Sanitaria de Mallorca (GESMA) se instalaron en el recinto. Las escuálidas arcas públicas eran generosas con las inversiones destinadas a la reforma de los edificios destinados a darles cobijo y a todo su entorno. Las transferencias sanitarias, a finales del 2001, colocaron el epicentro organizativo de los servicios sanitarios en la calle Reina Esclaramunda, en el edificio de la extinta Delegación Territorial del INSALUD. Los edificios de la calle Jesús iniciaron su decrepitud y ocaso.
Trabajadores, representantes sociales y políticos han dado muestra de imaginación y habilidad en la denuncia.
Como en tantas ocasiones, se atribuye a la sola falta de recursos lo que en esencia es inercia burocrática, dejación de funciones, manifiesta incompetencia y dilución de responsabilidades.
Un preacuerdo exprés entre el sindicato convocante y la gerencia responsable han marcado el punto de inflexión para la mejora de las instalaciones y de los recursos disponibles en el Hospital Psiquiátrico. Bienvenido sea.
