La secretaria general de Càritas Mallorca, Raquel Ríos, dio a conocer en la reciente presentación de la Memoria de 2021, 'Somos lo que damos. Somos Amor', que las repercusiones sociales y económicas del inicio de la pandemia se arrastraron todavía para muchas familias en los meses siguientes. La precariedad laboral, la exclusión residencial y la brecha digital fueron factores clave de la exclusión social que marcó el transcurso del pasado año. Por lo que respecta a los primeros seis meses de 2022, Ríos explica a mallorcadiario.com cuál sería la situación en que nos encontramos en estos momentos.
"La sensación que tenemos ahora es que hay gente que está encontrando trabajo, aunque sea precario", indica. A su juicio, la Renta Social Garantizada y el Ingreso Mínimo Vital están contribuyendo también a que algunas familias puedan estar cubriendo por ahora sus necesidades. "La gente se dirige a Càritas cuando ya no tiene ningún tipo de ingresos", añade. Por todo ello, Ríos cree que la subida en la demanda de ayuda se va a producir en septiembre, "coincidiendo con el inicio del curso escolar, pues es un momento en que las familias tienen muchos gastos". En septiembre siempre suele haber un repunte, "pero este año va a ser más significativo".
Por su parte, el administrador de Càritas Mallorca, Joan Bassa, señala que a nivel general las donaciones se han incrementado. Asimismo, concreta que la cooperación internacional ha representado un 35 por cien de todas las donaciones recibidas en la primera mitad de este año. En ese ámbito concreto, la mayoría de las donaciones han sido para Ucrania. Bassa reconoce que, en cambio, las donaciones destinadas al ámbito local —es decir, a Mallorca— sí han bajado algo, en concreto un dos por cien entre enero y mayo. Más allá de estos datos concretos, Bassa valora la fidelidad de las personas que de manera habitual colaboran económicamente con Càritas.
VARIAS POSIBLES CAUSAS
En una línea argumentativa algo diferente se pronuncia la coordinadora del comedor social, el banco de alimentos y el almacén de la Asociación Tardor, Carolina Senders. "Hemos notado un enorme cambio en lo que son las donaciones, por ejemplo en las donaciones particulares de pequeños grupos de personas que se juntaban y hacían una compra, que es algo que prácticamente ha desaparecido", indica. Este cambio se inició en febrero de este año, coincidiendo con el inicio de la guerra en Ucrania, y se intensificó con el progresivo aumento de la inflación en nuestro país. "Se han incrementado tanto los precios, que ya no hay la misma posibilidad de ayuda que había antes", comenta.
Cabe recordar que la Asociación Tardor tiene dos modalidades de ayuda alimentaria, una semanal y la otra diaria. En el caso de la ayuda de carácter semanal, ha disminuido momentáneamente el número de familias que la precisan, que ahora se sitúa en torno a unas 180 en total, porque algunas de las familias hasta ahora beneficiarias de esta ayuda han encontrado trabajo este verano. "Aun así, nos piden que las mantengamos en nuestra lista, pues cuando llegue el otoño volverán a estar sin trabajo", destaca Senders. Por lo que respecta a las personas que acuden a esta asociación a buscar comida diariamente, en torno a unas 400 en total, no han bajado en número, "pues son personas que han caído fuera del sistema". A estas personas se les entrega cada día una bolsa con desayuno, comida, merienda y cena.
"Lo que nos está faltando ahora mismo en muchas entidades es sobre todo dinero", especifica, pues los fondos monetarios son necesarios para poder pagar los alquileres, las facturas de la luz y del gas o el combustible. Pese al actual contexto poco favorable, ha habido también algunas notas positivas. Así, coincidiendo con la reciente aprobación por parte del Gobierno de la futura ley contra el desperdicio alimentario, la Asociación Tardor recibe hoy más excedentes de diversos supermercados, panaderías u hoteles.
LA SITUACIÓN EN VERANO
Con independencia de la actual coyuntura, el verano es tradicionalmente una mala época en términos de solidaridad, pues suele haber menos voluntarios y hay también una disminución de las aportaciones económicas. "En verano hay menos compromiso", lamenta Senders. "En vacaciones, mucha gente se olvida de que hay pobres", ironiza a continuación. "El sacrificio de las entidades en verano es muy grande, porque somos menos y porque las ayudas también son menos, pero el trabajo para nosotros es el mismo", resume.
La presidenta de Somos1Más, Leti Lope, confirma que en esta época del año suele haber una disminución de las ayudas solidarias por diversos motivos, como por ejemplo el incremento de los gastos que experimentan algunas familias que en otros momentos del año sí suelen hacer aportaciones. A ello habría que añadir que, tras dos años de pandemia, este verano hay familias que quieren tener algo de dinero para poder pasar sus vacaciones. "La gente tiene ganas de disfrutar, porque venimos de unos años muy complicados", reconoce. En ese contexto, una opción que se está intentando potenciar nuevamente es la de organizar eventos benéficos, sobre todo ahora, en que de nuevo son posibles las reuniones.
"Las asociaciones están aprovechando ahora el buen tiempo para organizar eventos para recaudar fondos", señala Lope. De ese modo, están volviendo a celebrarse mercadillos de segunda mano, conciertos solidarios y actividades infantiles, que son formas de obtener recursos esencialmente lúdicas. "La gente es más participativa cuando organizas un evento que conlleva algo de entretenimiento", explica. Precisamente, el pasado 19 de junio se celebró la Fira Cultural Mallorca amb Ucraïna, que recaudó 8.270 euros en total. Esta feria fue organizada por Es Gremi Centre Musical, la Fundación Asima y Somos1Más, contando con el apoyo de 42 empresas. El dinero recaudado en dicho evento se destinará a seguir mandando ayuda a Ucrania con productos de primera necesidad, medicamentos, materiales para curas y alimentos.
CIRCULARIDAD SOLIDARIA
Como han señalado desde la Asociación Tardor, también desde Somos1Más insisten en que "hoy hay más personas que necesitan ayuda" y en que "ahora mismo hay un pico de necesidad", un pico que posiblemente en otoño continúe. "En estos últimos meses ha habido, además, un bajón notable a nivel de ayudas, que es algo que hemos notado muchísimo", confirma Lope, quien recuerda que la función principal de Somos1Más es ayudar a pequeñas ONG o entidades que están en Mallorca. "Hacemos de altavoz de distintas asociaciones", aclara, entre ellas Es Refugi, SOS Mamás, Mallorca Sense Fam o la Asociación Tardor.
"Si una asociación necesita una ayuda determinada, nosotros intentamos que consiga esa ayuda, bien haciendo una campaña de recogida de alimentos o bien dando a conocer sus necesidades en las redes sociales", ejemplifica. "Además, desarrollamos la circularidad solidaria", recalca. Ello significa que si Somos1Más ve que una entidad tiene un excedente concreto, por ejemplo, de productos lácteos, y ve que otra entidad necesita precisamente ese tipo de productos, actúa para hacérselos llegar. Por otra parte, desde el inicio de la guerra en Ucrania, la entidad que preside Lope ha ayudado de manera especial a la Asociación de Ayuda a Ucrania.
Tras el impacto que tuvo inicialmente ese conflicto bélico, ahora ya no llama tanto la atención, "a pesar de la situación tan desgarradora que siguen viviendo los ucranianos". En ese sentido, hay personas que colaboraron en un primer momento con algún donativo, pero que ahora dan "por cumplida" su actuación. "Nos hemos acostumbrado a ver la guerra en las noticias y en los titulares", dice Lope con pesar. "Hay familias ucranianas que fueron acogidas en Mallorca que están ya buscando trabajo, pero por ahora han de empezar de cero, lo que supone muchas más bocas que alimentar en los bancos de alimentos", recuerda a modo de conclusión.
OTRA PERSPECTIVA
La situación es un poco distinta en el caso de la Asociación Altruista Es Refugi, según explica su presidente, Fernando Villalobos. "Nosotros no hemos notado nada, porque las aportaciones particulares nos llegan esencialmente en Navidad, coincidiendo con el Mercadet de Nadal", avanza, recordando que en diciembre pasado esas aportaciones se mantuvieron. Es Refugi cuenta, además, con un pequeño colectivo de socios, "que más o menos sigue siendo el mismo en número y que hace las mismas aportaciones". Por lo que respecta a los alimentos, se los facilitan empresas como Mercadona o el Grupo IFA, diversos hoteleros de Palma o colegios como Madre Alberta, al que en breve se sumará Montesión. "Ese aporte está siendo por ahora exactamente el mismo, por lo que en ese sentido nosotros no tenemos ningún problema, afortunadamente", recalca.
En cuanto a los usuarios de sus instalaciones, Villalobos recuerda que "normalmente Es Refugi siempre está al completo, lo cual no significa que no haya rotación". Este año, por ejemplo, ha habido varias salidas, "porque ha habido gente que ha encontrado trabajo, lo cual para nosotros es además una satisfacción". En Es Refugi, al igual que en otras entidades, hay una lista de espera, por lo que cuando una persona sale, rápidamente entra otra, que es atendida con la misma vocación y profesionalidad.
Por último, Villalobos corrobora que en época navideña suele haber habitualmente aportaciones extraordinarias. "De alguna forma, las Navidades incitan a la solidaridad", reconoce. En el caso del Mercadet de Nadal de Es Refugi, "la gente tiene ganas de pasear por ese mercadillo, de gastar y de invertir en una causa solidaria". Por ello, confía en que a finales de este año ocurra igual. "Si hay inflación y problemas económicos en muchas familias, a lo mejor tendremos menos visitantes, pero los que vengan siempre serán bienvenidos", concluye.
La labor que ahora mismo están llevando a cabo Càritas, la Asociación Tardor, Somos1Más, Es Refugi y muchas otras entidades de carácter social sirve para confirmar que, como decía el Dalai Lama, "casi todas las cosas buenas que suceden en el mundo, nacen de una actitud de aprecio por los demás".
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