El presidente Sánchez ha tomado la decisión de prescindir de la mitad de los miembros del medio gobierno sobre el que tiene ascendencia. De remodelar la mitad de un ejecutivo que toma decisiones orientadas a satisfacer solo a la mitad de la población que le da apoyo. De remodelar un gobierno que ha orientado sus decisiones hacia los aspectos que creía que le favorecían electoralmente y acompañarlo de un relato ajustado a sus intereses.
Un gobierno que ha estado priorizando la gestión de la epidemia de la COVID 19, no como un problema de gran magnitud para el presente y el futuro de los españoles sino como una excusa para intentar disimular sus deplorables resultados de gestión. Ha desperdiciado la posibilidad de unir las costuras que debilitaban España y se ha centrado en marchitar la España del consenso y la transición.
Invitar a Abalos a dejar el ejecutivo ha sido una decisión bien recibida por la ciudadanía. A diestra y a siniestra. Las cuarenta versiones sobre las cuarenta maletas de la vicepresidenta del narco estado de Venezuela fue causa de internacional sonrojo. Sus modos eran más bien toscos. Su comportamiento vehemente. Se jactaba de haber venido para quedarse y no se le conoce un gesto para la mitad de los ciudadanos que no comparten sus principios.
El cese de la Vicepresidenta Calvo ha sido recibido con aplausos. Tenía una pose arrogante, sectaria, radical y una habilidad extrema para dividir y enfrentar a los españoles.
El ministro de Ciencia, ha salido volando. La ministra de Educación, ha sido simplemente borrada de la lista. Marlaska, ha sobrevivido a la remodelación porque sus potenciales sustitutos han renunciado a encabezar un ministerio al servicio de los que quieren destruir España. Entendamos el cambio de cartera de Iceta, el sustituto de la sustituta de Illa, después de argumentar la trascendencia histórica de su papel en Administraciones Públicas, como una anécdota como ministro “comodín”. Así, hasta siete. Con sustitutos, cuyo valor, en las competencias asignadas, se les supone, mientras se enfrentan a su costosa curva de aprendizaje. Mientras se activa para la casta saliente potentes y disimuladas puertas giratorias.
Todo ello intentando desviar el foco de la crisis hacia la politización de la justicia por no compartir algunas de las decisiones que no les favorecen y después de haber nombrado a una ministra Fiscal General del Estado.
Las expectativas electorales de los partidos nacionales que soportan al gobierno son malas. Es razonable que se haya intentado dar un golpe de timón. La realidad es que ha sido percibido como un volantazo, del que ha salido disparado hasta el valido Ivan Redondo. El personaje que ha llevado a Sánchez de victoria en victoria hasta el fracaso final.
En las prospecciones electorales los españoles manifiestan de forma inequívoca una representatividad menguante del equipo de gobierno. Se manifiesta hasta en el CIS. Por algo será.
Seguro que muchos lectores tendrán visiones distintas, diametralmente opuestas a las aportadas en esta columna; es la grandeza de la diversidad y la libertad. Buen finde.
