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La competencia no existe

Por José A. García Bustos
sábado 30 de octubre de 2021, 09:00h

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Pocos conocen que el origen de la Coca-Cola se encuentra en España. Sí, como lo oyen, según BBC News, la primera bebida de cola se inventó en una destilería de bebidas ubicada en el pequeño pueblo valenciano de Aielo de Malferit, en el año 1880.

El jarabe, cuyo nombre inicial era Anís Celestial, se produce aún hoy en día y su composición se basa en nuez de kola y hojas de coca de Perú. En su etiquetado aparecía como Nuez de Kola-Coca y en su extenso eslogan rezaba: “El más higiénico y exquisito de los licores. Tónico digestivo y reconstituyente”. El mismo nombre de la famosa bebida delata su origen hispano y no anglosajón.

Lo cierto es que la multinacional americana adquirió la patente a los propietarios de la destilería valenciana unos años después.

A tenor de lo dicho, parece ser que Wikipedia e innumerables fuentes atribuyen erróneamente su invención al farmacéutico norteamericano John Stith Pemberton en 1886. Da la casualidad que la destilería valenciana había ido a Filadelfia un año antes a dar a conocer su producto.

Sobre Coca-Cola, Wikipedia afirma también que “su mayor competidor es Pepsi”. Tal afirmación también es incorrecta.

Pepsi y Coca-Cola no compiten entre ellos porque tienen los mismos dueños. Con apariencia de competidores, enriquecen los mismos bolsillos y satisfacen los mismos intereses económicos.

Si se han quedado helados, tienen que saber que lo mismo ocurre con Apple y Microsoft y con muchas otras compañías que tenemos por enconados competidores.

Esta sorprendente afirmación debe llevar a revisar los manuales de economía puesto que la competencia ya no existe. Ni la perfecta ni la imperfecta. El monopolio es la situación de facto. El monopolio mundial para un único mercado global. Solo falta una moneda global.

¿Adivinan quiénes están detrás de todo este entramado de empresas en que se ha convertido el Mundo S.A.?

Una sencilla manera de comprobarlo es acudir a Yahoo Finance, colocar el nombre de la empresa y ver los accionistas. En los tres primeros puestos, aparecen siempre dos: Blackrock y Vanguard (The Vanguard Group), normalmente en primera y segunda posición por número de acciones en cartera. En Coca-Cola comparten podio con el fondo de inversión de Warren Buffett.

Esta circunstancia dicotómica se cumple hasta en el accionariado del propio Blackrock cuyos accionistas son Vanguard, en primer lugar, y por tenencia de autocartera el propio Blackrock.

Vanguard está en la cúspide y su accionariado está oculto hasta en Yahoo Finance pero otras fuentes desvelan que pertenece a las familias más ricas del mundo: la familia Orsini, la familia Bush, la familia Rothschild, la familia Morgan, la familia Rockefeller, la familia du Pont, familia Vanderbilt y la familia real británica.

Un informe de Bloomberg cifra el valor de la inversión de ambas corporaciones (Blackrock y Vanguard) en 20 mil billones de dólares (20 trillones americanos) para el año 2028.

¿Les va sonando el año? En el año 2030 tienen preparada una Agenda en la que nos dicen que no poseeremos nada pero seremos felices. Lo primero parece ser seguro si no lo remediamos porque se lo están quedando todo. Lo segundo está por ver.

En España somos unos facilitadores increíbles y a tal fin hemos creado un Ministerio ad hoc.

Hace unos meses escribí en esta columna sobre las adquisiciones aceleradas que estos dos gigantes (Blackrock y Vanguard) están llevando a cabo en ciudades estadounidenses, adquiriendo barrios enteros, aplicando importantes sobreprecios a las viviendas que hacen que los propietarios, tocados por la crisis, claudiquen y vendan.

Van en camino de tenerlo todo y nosotros, cada vez, tendremos menos. Les quedan nueve años para su adorado 2030. En el vídeo promocional afirman que todo lo que queramos en el futuro, lo alquilaremos (no se habla del precio que nos impondrán) y un drone nos lo traerá a casa. Se supone que también se habrán hecho con esa casa y nos la alquilarán a no se sabe qué coste.

En el punto 66 del texto que rige la Agenda 2030 abogan por un inquietante principio como es el de “apropiación nacional” para llevar a cabo estos planes ¿Adivinan quién va a pagar la fiesta?

En este sentido, recordemos que en España existe un informe de anteproyecto de la Ley de Seguridad Nacional que señala que, en caso de declararse una situación de crisis, se podrá proceder a la requisa temporal de todo tipo de bienes de los ciudadanos.

Este inquietante panorama para el que nos quieren preparar recuerda el concepto huxleyano de mundo feliz alcanzado a costa de importantes sacrificios personales, morales y sociales.

El Ministerio de Defensa de Austria, al igual que hiciera el presidente y fundador del Foro Económico mundial, ha hablado estos días abiertamente de un apagón en los próximos cinco años que dejará la pandemia del virus a la altura del betún. Instan a la población a almacenar alimentos, bebidas y medicamentos en casa.

Otra vez inyectando miedo. No sé si ocurrirá lo que vaticinan. Con el virus sí han dado en el clavo. Lo venían anunciando y venían haciendo simulaciones. Venga o no el apagón, el desabastecimiento o la amenaza de un meteorito, no tomen decisiones de las que se puedan arrepentir. Nunca bajo la influencia del miedo. De nosotros depende que pongamos mayor o menor resistencia a desprendernos, no solo de nuestro patrimonio, sino de nuestros valores y creencias. Quizá, al final, podremos ser felices precisamente por no renunciar, aun poniéndonoslo difícil, a la posesión de lo que tanto nos ha costado conseguir a nosotros y a nuestros antepasados.

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