Recién finalizadas las vacaciones de Navidad, nos sorprendemos con una noticia que nos adelanta que el próximo lunes 16 de enero será, por lo visto, "el día más triste del año" o “blue Monday”. De hecho, un psicólogo de la Universidad de Cardiff hasta ha diseñado una fórmula que señala directamente en el calendario ese tercer lunes del año, tras calcular las deudas navideñas, la motivación, el factor climático, la necesidad de tomar decisiones y otras variables. Lo que nos faltaba.
La fórmula en cuestión establece que 1/8C+(D-d) 3/8xTI MxNA, teniendo en cuenta que la “C” se refiere al factor climático, la “D” representa las deudas adquiridas durante las fiestas (esos regalos que tanto nos han ilusionado), la “d” se refiere al dinero cobrado, la “T” al tiempo trascurrido desde la Navidad, la “I” representa el período desde el último intento fallido de dejar un mal hábito o llevar a cabo uno de nuestros eternamente pendientes buenos propósitos de comienzo de año, la “M” hace referencia a las motivaciones y las letras “NA” incluyen la necesidad de actuar para cambiar la vida. No nos engañemos... visto así, y en mitad del frío invierno ¡qué complicado parece ser feliz!
Es verdad que los seres humanos tenemos una tendencia innata, casi obsesiva, a trata de explicar todo lo que nos rodea. Vivimos en la era de la tecnología, de la ciencia. A partir de ahí, parece que cualquier cosa debe poder fundamentarse y construirse sobre una base científica, con datos empíricos, como si el universo fuera un todo ordenado que responde de forma armónica y organizada ante todo estímulo, ante toda circunstancia. Personalmente, creo que pecamos de soberbia.
Ha comenzado en nuevo año y, a buen seguro, a lo largo de estos 365 días nos sucederán cosas buenas y no tan buenas, habrá momentos complicados y, esperemos, que muchísimos días felices. Partiendo de esa base, y ya que tiramos de matemáticas, me muestro mucho más partidario de la fórmula del formador y conferenciante Víctor Küppers, que él aplica al ámbito laboral, pero que bien puede trasladarse a la vida en general, y que señala que el Valor como trabajador es igual a nuestras Habilidades más nuestros Conocimientos multiplicado por nuestra Actitud, es decir, V= [H+C]xA.
En cualquier caso, cualquiera que sea el punto de referencia desde el que partamos, hay siempre una variable que marca la diferencia. Nos pueden suceder muchas cosas, tendremos éxitos y también pequeños fracasos, cometeremos errores y en ocasiones acertaremos, pero lo que resulta clave para no convertirnos en “blue mondays” con patas es la actitud. De la manera en que nosotros seamos capaces de afrontar todo lo bueno y lo malo que nos suceda, dependerá nuestra alegría, nuestra tristeza y, en última instancia, toda nuestra vida. De nuestra actitud depende apreciar todo cambio como un problema o como una oportunidad; ver en cada pequeño fracaso un nuevo sopapo que nos da la vida o algo de lo que aprender. Tal y como muy dice mi amiga y también formadora Paty de Luque, “todo depende de dónde pongas la ilusión. Sal ahí fuera y brilla. Lo están esperando los demás. La vida te lo pide a gritos. Y claro que habrá nubes que te quieran tapar…pero tú brilla”.
No seamos “blue mondays”, no dejemos que los “blue mondays” que nos rodean (que los hay) nos contagien, y brillemos, para lo bueno y para lo malo, pero brillemos. No estaremos aquí para siempre (aquí sí que nos hay fórmula que valga) de modo que disfrutemos de cada segundo. De momento, un nuevo año ha comenzado, repleto de nuevas oportunidades y apasionantes desafíos, y el lunes que viene, a seguir creciendo, a continuar brillando, porque nuestra alegría no es una cuestión matemática.