P.- ¿Por qué ha aceptado el reto de dirigir la Policía Local de Palma?
R.- Hay dos tipos de razones, las personales y las profesionales. Las primeras tienen que ver con mi deseo de oxigenarme tras quince años al frente del Cuerpo en Castellón. Creo que el cambio es importante, no solo para uno mismo, sino también para los demás, porque de esta manera permites que las estructuras también se oxigenen con las incorporación de nuevos gestores. Estudié otras posibilidades, además de Palma, pero la verdad es que no me costó decidirme a la hora de optar a la plaza. Viniendo aquí, no solo me oxigeno, sino que lo hago en pleno paraíso y en Mediterráneo puro. En cuanto a las motivaciones profesionales, la Policía Local de Palma ha sido, y sigue siendo, un referente en toda España, de la misma manera que lo son las policías de ciudades como Madrid, Barcelona o Bilbao.
P.- ¿En qué sentido afirma que la Policía Local de Palma es un referente?
R.- Gracias a mi experiencia profesional he tenido ocasión de conocer el funcionamiento del área de Seguridad Ciudadana de muchas ciudades. En unos casos, nos encontramos con territorios netamente urbanos que responden a los criterios de este tipo de emplazamientos; otras son ciudades eminentemente turísticas, con todas las necesidades que esta circunstancia plantea; y, finalmente, hay localizaciones con un alto componente institucional. Pues bien, Palma reúne los tres aspectos. Lo tiene todo, en una palabra. Y eso reclama contar con una Policía Local especializada en atender situaciones muy diversas en un mismo espacio físico. Pienso que esta exigencia de disponibilidad en contextos diferentes resulta clave para entender por qué es un Cuerpo de referencia y la razón que explica la elevada cualificación de sus componentes.
"En el departamento he detectado desasosiego, pero también ilusión. Y pesa más lo segundo que lo primero"
P.- Usted no lo ha vivido directamente, pero ¿en qué han podido afectar a la imagen y la credibilidad de la Policía Local de Palma las informaciones sobre casos de corrupción surgidas a lo largo de los últimos años?
R.- Decía yo antes que es un Cuerpo de referencia. Lo era en el pasado y lo es en el presente. Ahora añado: es un Cuerpo de referencia que ha pasado por un bache. Y eso debemos admitirlo. Sin embargo, es bueno fijarse no tanto en los titulares de las noticias, sino en los datos concretos. En los casos judiciales que atañen a nuestra Policía Local podrían acabar estando involucrados algo más de 30 integrantes. O sea, menos de un 10 por ciento de la plantilla. El resto, o sea, el 90 por ciento, son profesionales que han permanecido completamente ajenos a estas prácticas. En pocas palabras, la incidencia de actuaciones irregularidades detectadas en la Policía Local de Palma se hallan completamente dentro de los límites que marcan los estudios y estadísticas que se han llevado a cabo al respecto. Es más, en cuanto he tomado posesión del cargo me he cercionado de que la cifra de profesionales de este Cuerpo con expedientes abiertos se sitúa por debajo de la media habitual. Todo eso no quita que en este departamento se hayan producido situaciones dolorosas que han mermado la imagen de la Policía Local y que están ahora en manos de las instancias judiciales para que adopten las medidas oportunas. Por nuestra parte encontrarán la más absoluta colaboración en sus investigaciones.
P.- A su llegada al cuartel de Sant Ferran, ¿ha percibido un estado anímico bajo en la plantilla a causa de las incidencias que comentábamos?
R.- He percibido dos tipos de actitudes que, aunque parezcan paradójicas, en realidad forman parte de una misma realidad. Por una parte, no voy a negárselo, existe un clima de cierto desasosiego. Y es lógico. A todos nos ocurriría si empiezan a divulgarse noticias negativas que tienen que ver con nuestro entorno profesional. No obstante, junto a este desasosiego, he detectado ilusión, y ganas de recuperar las cotas de eficiencia y buena imagen que históricamente han caracterizado a la Policía Local de Palma. Sinceramente, aunque he experimentado ambas sensaciones, si tuviera que pesarlas en una balanza diría, sin temor a equivocarme, que la ilusión pesa más que el desasosiego.
"En Sant Ferran podemos percibir una realidad muy diferente a la de la calle. Hay que estar próximos a los ciudadanos para saber cuáles son las necesidades"
P.- Durante los últimos años, Palma ha afrontado una escalada sin precedentes de los comportamientos incívicos. La quema indiscriminada de contenedores es un buen ejemplo de ello. ¿Cuál es la receta para combatir este problema?
R.- El modelo de policía comunitaria que pretendemos impulsar aborda las situaciones relacionadas con la seguridad ciudadana desde una óptica multidisciplinar y transversal. ¿Qué significa esto? Básicamente, que todas las instancias que asumimos algún tipo de competencias en estos ámbitos hemos de trabajar conjuntamente, y no por separado. A la Policía Local, concretamente, le corresponden una serie de funciones vinculadas al mantenimiento de la convivencia que hemos de desarrollar en directa cooperación con otros actores que intervienen igualmente en el proceso, cada uno desde su perspectiva y marco de actuación. Estoy hablando de tres niveles de participación. Por una parte, el puramente institucional, que desarrollamos desde la administración; por otro lado, están los grupos de interés, que engloban desde las entidades vecinales hasta las agrupaciones de comerciantes, y el tejido asociativo y sectorial en su conjunto. Estos grupos son portavoces de una serie de necesidades o problemas que en algunos casos obedecen a expectativas contrapuestas, es decir, antagónicas entre sí, y por esta razón resulta muy imporante que desde un departamento público como es la Policía Local se recojan todas las versiones e informaciones para formarse una idea aproximada de cuál es la realidad. Y, por último, están los ciudadanos anónimos, es decir, aquellos que no toman parte en el ámbito asociativo pero que, igualmente, manifiestan y defienden unas determinades prioridades. Tenga en cuenta que, desde un concepto moderno de la tarea policial, los ciudadanos son también partícipes de la seguridad ciudadana de su territorio, y no desde un rol secundario, sino principal.
P.- Si no le he entendido mal, el modelo de policía comunitaria se fundamenta en escuchar antes de tomar decisiones...
R.- Escuchar, atender, analizar, valorar, reflexionar... Y siempre a partir de datos obtenidos desde fuentes diversas y plurales, no de una sola. Y, por supuesto, renunciando a tener presente únicamente la percepción de la policía, porque en Sant Ferran podemos percibir una realidad que es muy diferente a la de la calle, y, en consecuencia, las medidas que adoptemos nunca podrán ser enteramente efectivas. Esta es la síntesis del modelo de policía comunitario. Pero, además, hay otras vertientes igualmente importantes. Una de ellas es cúal ha de ser la función de la Policía Local. ¿Ha de ser represiva? Sí, pero no solo represiva. También ha de englobar otras consideraciones, como la prevención y la formación.
P.- En definitiva, ¿su posición es que solo con multas no se arreglan los problemas?
R.- Las sanciones son una parte de la potestad coercitiva o represiva de un Cuerpo policial. Es un instrumento previsto en la legislación, y como tal hay que utilizarlo cuando resulta preceptivo. Pero hemos de ir mucho más allá. Le pondré un ejemplo, y tal vez se entienda mejor. Durante mi etapa en la Policía Local de Castellón, detectamos que existía un elevado grado de incumplimiento de la normativa sobre la obligatoriedad de circular en moto con la protección del casco. Decidimos averiguar qué factores incidían en ello, y descubrimos que la mayor parte de los incumplimientos procedían de estudiantes de Secundaria. Y no solo eso, sino que gracias a las indagaciones que realizamos nos apercibimos de que la razón alegada por la mayor parte de estos jóvenes era que si se colocaban el casco, se despeinaban. ¿Qué hicimos? Regalarles un peine.
"Imponer sanciones es una parte de la función de la Policía Local, pero hemos ir mucho más allá e incidir en la prevención y la formación"
P.- ¿Un peine?
R.- Sí, sí, un peine. Esta iniciativa formó parte de una campaña a la que denominamos 'No pierdas la cabeza', en la que, además del obsequio del peine en cuestión, nos preocupamos de transmitir a estos chicos la importancia de que extremaran la seguridad en sus conducciones en moto y cumplieran las normativas vigentes. De esta manera, cuando detectábamos la presencia de un motociclista sin casco, le parábamos, y, por supuesto, le sancionábamos, pero no nos quedábamos ahí, sino que le poníamos al corriente sobre el riesgo que suponía para su integridad física conducir sin protección. Al final de la charla, le regalábamos un peine, y la verdad es que la idea fue muy bien acogida.
P.- En Palma existe un problema de mal uso de los contenedores de basura que merma la limpieza y el aspecto de las vías públicas. ¿Qué carta puede jugar la Policía Local para erradicar estos comportamientos incívicos?
R.- El incivismo es una de las causas de estas malas prácticas. Sin embargo, al hilo del planteamiento de policía comunitaria que le he formulado anteriormente, también es importante indagar en qué otros motivos pueden explicar estas situaciones. Podría suceder, por ejemplo, que en un determinado barrio la ubicación de los contenedores no sea la más apropiada. Así se ha detectado en otras ciudadades con situaciones semejantes a la que pueda acontecer ahora mismo en Palma en cuestiones de limpieza. Piense que la Policía Local es, o, al menos, ha de aspirar a ser, una instancia muy próxima a los ciudadanos. La más próxima, incluso. Y esa característica convierte a los agentes en recopiladores y, en un segundo término, comunicadores de una determinada realidad que debe ser transmitida posteriormente a otras áreas de la Administración para que se adopten las medidas oportunas. Todo ello forma parte del modelo policial del que le hablaba, y que, como fruto de esa filosofía comunitaria, ha de regirse por el criterio de la proximidad. Así queremos que sea nuestra policía: próxima, cercana, abierta y siempre accesible para todos los vecinos. En realidad, todos formamos parte de un mismo escenario o, para decirlo más apropiadamente, de una 'coproducción' colaborativa y conjunta que, en nuestro caso, se llama Palma.
"La tarea policial ha de incorporar la perspectiva de género y priorizando la atención a la diversidad y las minorías"
P.- Recientemente, ha tenido lugar un proceso de oposiciones en la Policía Local en el que se ha tratado de potenciar la incorporación de mujeres. ¿Este objetivo se ha cumplido?
R.- Pienso que parte del tradicional recelo de la mujer a incorporarse a un cuerpo policial tiene que ver con la percepción de que es un trabajo masculino. Hay que avanzar en el camino contrario, y potenciar, ya que hablamos de ello, la perspectiva de género en la Policía Local de Palma. Junto a ello, también es básico priorizar la atención a la diversidad y a las minorías, especialmente los colectivos inmigrantes con conceptos culturales diferentes a los nuestros. En ocasiones, se tiende a pensar que algunos de estos grupos de población incumplen las normativas por deseo propio, y no tiene por qué ser así. De hecho, muchas veces estos incumplimientos están vinculados al desconocimiento de la legislación, y no a la obstinación de vulnerarla.
P.- La convocatoria de plazas a las que hacíamos referencia, ¿ha paliado el problema de la escasez de efectivos en la Policía Local de Palma?
R.- Es un camino que hay que completar con las próximas convocatorias que se llevarán a cabo. Esta situación no se circunscribe exclusivamente a nuestra ciudad, ni mucho menos, y en ella inciden varios factores. Uno de ellos es la crisis económica que alcanzó su máxima dimensión hace unos años y que afectó también de lleno a las administraciones públicas y a su capacidad para renovar sus dotaciones en materia de recursos humanos. Más allá de eso está el tema de las jubilaciones anticipadas, que tiempo atrás constituyeron el fruto de la lucha de las organizaciones sindicales, en la que tuve la satisfacción de participar. La idea era acabar con una situación que, dentro del ámbito europeo, prácticamente solo se daba en los Cuerpos policiales españoles, y que obligaba a agentes con muchos años de trabajo a cuestas a patrullar las calles. Era perentorio rejuvenecer las plantillas, adecuando las funciones a las características y las posibilidades de los efectivos, e introduciendo la posibilidad de que los interesados pudieran avanzar la tramitación de la jubilación.
"Era fundamental rejuvenecer las plantillas policiales. España era una excepción en Europa con agentes muy veteranos patrullando las calles"
P.- ¿Aún a riesgo de que no se pudieran cubrir las vacantes?
R.- Poco a poco hemos ido encontrando alternativas a este problema, que, sin duda, ha afectado al funcionamiento de los departamentos de Policía Local, y no solo, insisto en ello, al de Palma. La ley balear contempla la opción de recurrir a los candidatos que se han presentado a las oposiciones pero no han obtenido plaza para que las vacantes derivadas de las jubilaciones anticipadas se cubran cuanto antes. Esto es así porque la normativa considera a estos aspirantes policías locales a todos los efectos, dado que han tenido acceso a la formación y especialización que se requiere. Son agentes a la espera de acceder a una plaza, por decirlo de alguna manera.
P.- Ya para terminar, ¿cuánto tiempo requerirá poner en marcha el nuevo modelo policial que usted pretende impulsar?
R.- En la Administración pública, las cosas van despacio. Todo el mundo lo sabe. Trataremos de imprimir la mayor agilidad posible a nuestro trabajo, pero existen trámites y requerimientos que no podemos dejar de lado. Y, si quiere que le diga la verdad, aunque a veces uno sienta cierta frustración ante los vericuetos burocráticos, también pienso que esas exigencias son absolutamente necesarias para garantizar la completa transparencia en la utilización y la gestión de los recursos públicos.