Jaume Santandreu ha cumplido su amenaza y se ha encadenado en la puerta de Sa Casa Llarga como protesta ante la orden de que abandone la finca, a instancias de la propiedad.
“Las propietarias de sa Casa Llarga nos echan, la patada puede ser legal, pero de ninguna manera es justa”, explicó Santandreu, que igualmente ha "declarado" como territorio okupado la finca palmesana.
Santandreu ha asegurado sentirse utilizado, engañado, condenado a la miseria y triste, y recuerda que las cinco propietarias fueron a buscarles cuando “nos necesitaban para salvar su propiedad del abandono y de las obras del nuevo hospital”.
“Han dicho que querían vender la finca, pero nada han respondido a la demanda de una asociación altruista que se interesaba por comprarla“, indican tras incidir en que, si no hubiera sido por su dedicación, sa Casa Llarga “sería un capo de ruinas, suciedad y ratas”.
Por todo ello, Santandreu, como signatario del compromiso con las señoras Feliu, se mantendrá encadenado al portal de sa Casa Llarga “hasta recibir una respuesta justa y digna”.
