Todos los que dentro del PP quieren sustituir a Mateu Isern e impedirle que pueda presentarse a la reelección como alcalde de Palma han cometido un error de cálculo muy importante en política: Isern tiene demasiado cartel, se ha hecho demasiado conocido y apreciado. Gusta al ciudadano medio. Para el elector no iniciado en intríngulis políticos y que se imita a depositar la papeleta cada cuatro años. Isern recuerda al cuñado o al yerno perfecto, siempre solícito y de buen humor. Recuerda al competente tío Mateo, siempre de fiar, que existe en la mayoría de las familias de la clase media mallorquina. Cierta, maquillada o falsa, esa es la imagen que el alcalde se ha sabido labrar.
Tal vez Isern vaya por libre dentro del partido, tal vez no domine como debería las mañas de mano izquierda que debe tener todo político cuando se trata de nadar en corrientes internas. Pero lo indudable es que sabe cosechar votos y saber caer bien a muchos ciudadanos.
Es una situación compleja para el PP. Raramente un partido funciona como debería cuando un alto cargo público no conecta con el aparato. Pero lo seguro es que apenas falta poco más de medio año para las próximas elecciones. Es demasiado poco tiempo para iniciar ahora convulsiones de alto voltaje.Una sustitución traumática del número uno a estas alturas restaría más votos al PP de los que podría ganar con la humillante marcha del tío Mateo.
La estrategia electoral del PP de cara a las próximas municipales pasa por un hecho fundamental: la intención de Rajoy de modificar la Ley Electoral para que la lista que obtenga el 40% de los votos con una clara ventaja sobre el segundo se haga con la mitad más uno de los concejales.
Es una apuesta arriesgada por parte de Génova, mucho más de lo que parece, porque para conseguir este objetivo el PP necesitará más que nunca candidatos a la americana, con simpatía a raudales y mirando mucho más hacia los electores que a su propio partido. La reforma de Rajoy genera simpatías entre un amplio segmento del electorado medio que quiere consistorios gobernables, pero también muchas antipatías entre sectores de oposición que ven un pucherazo poco democrático en este cambio de la normativa. El resultado final será que al PP le resultará bastante más difícil de lo que piensa alcanzar sus 40% y para ello necesitará hombres y mujeres con mucho cartel en las ciudades y pueblos grandes. Estos cambios polémicos de normativa llevan mucha gente a las urnas, sobre todo de los que votan a la contra. Cuando eso sucede, los porcentajes más altos se debilitan.
Por eso el cartel Isern es tan importante. No se le puede despreciar, por mucho que de puertas adentro haya problemas y una falta de entendimiento que dificulta mucho la situación en el PP de Palma. La capital, no hay que olvidarlo, engloba la mitad de la población de Mallorca. El PP tiene que ir a ganar hasta el último voto posible. Por eso, por encima de personalismos y heridas internas, necesitan a Isern por puro sentido común.