Lástima de estas cuatro nubes que han aparecido y que parecen querer estropearme mi artículo dominical. ¡No lo conseguirán!. La Semana Santa 2014 pinta muy bien para las islas en el ámbito turístico. Además, lo peor que puede pasar es que caigan cuatro gotras el miércoles o el jueves.
Ya desde este viernes a media mañana se hacía imposible, por ejemplo, aparcar en el Paseo Marítimo de Palma.
La curiosidad me llevó a introducirme en el hall de dos emblemáticos hoteles de la misma zona: el check-in repleto de gente, el hall un hervidero y dos autocares en la zona reservada de recogida.
Señoras y señores, hemos dado apertura oficial a la temporada turística, con los establecimientos hoteleros con muy buen aspecto, con el sector turístico dispuesto y con buenas previsiones de reservas para los próximos seis meses.
Hasta el turismo nacional repunta tras cuatro años de caída, tal y como informó esta semana mallorcadiario.com.
Pero todo tiene un "pero". Y este año toca hacer tocar a la orquesta que interpreta la canción de la amenaza de huelga. La misma canción de cada 4 años.
No seré yo quien esté de acuerdo con perjudicar a ni uno solo de los más de 100.000 trabajadores afectados por el convenio de hostelería, ahora en plena negociación. Sin embargo, me causa hartazgo, empacho y un poco de vergüenza ajena la cantinela de la amenaza de huelga cada cuatro años aprovechando la circunstancia. Además, ya conocemos el guión (sobretodo los que hemos seguido informativamente las negociaciones más de 3 y 4 veces): 5 ó 6 sentadas (cada vez en una sede distinta) para salir advirtiendo de un verano caliente. La siguiente fase es la del anuncio de una "huelga salvaje". Y el convenio se acabará firmando a finales de junio.
Por el camino se habrán perdido reservas, la imagen de las islas se habrá ido al garete y a más de un empresario le habrá dado una angina de pecho de tanta tensión porque el teléfono de recepción no para de sonar preguntando qué pasa con la huelga. Además ahora hay que saber dar las explicaciones en chino y en ruso.
La esperanza, la única esperanza que tengo, es que me da la sensación de que esta vez los trabajadores no están para huelgas. Cuidado, sindicatos, porque una convocatoria sin seguimiento les puede dejar en fuera de juego para siempre.
Y ahora, a negociar y a sacar cuantas más mejoras mejor.