Indignación y estupor. Son las dos palabras que mejor definen el estado de ánimo de los profesionales de la Fundación RANA al enterarse de la excarcelación del presunto pederasta y proxeneta de S'Arenal el pasado 15 de octubre. El juez de instrucción nº 8 de Palma le dejó en libertad dos meses después de que entrara en prisión provisional, tras 8 meses de intensa investigación y rastreo policial.
La juez entendió entonces que había suficientes razones para encarcelarle a la espera de juicio, a pesar de que él aseguró que nunca había abusado ni prostituído a ningún menos sino que sólo les había alquilado habitaciones. Sin embargo, el juez que ha asumido el caso le ha puesto en la calle. "Carece de antecedentes penales", es una de las razones esgrimidas.
El varón, de 51 años, tiene una orden de alejamiento respecto de todas la víctimas. "Pero está en la calle. Y sólo es para los chicos de los que supuestamente ha abusado, no del resto", se quejan desde la Fundación RANA. La coordinadora y psicóloga de la Fundación, Beatriz Benavente, asegura a mallorcadiario.com que la presencia de un presunto depredador sexual en la calle es "altamente peligrosa" de cara a los menoress supuestamente agredidos. "Aparte de la probable ansiedad y miedo que les pueda crear, el mensaje que se les traslada es que no pasa nada. Que se puede hacer cualquier cosa en la vida -como habría hecho él-, y que no hay castigo", explica.
Benavente considera "absolutamente necesario" que las instancias jurídicas sean "más contundentes" en estos casos, entendiendo que el garantismo exquisito "puede ser muy perjudicial para los más débiles, en estos casos".
