Estuve paseando por estas playas Vírgenes, llenas de gente, con el fin de comprobar si habían llegado los míos. Ni rastro, parece que no han llegado ni los míos, ni los tuyos, ni los nuestros ni siquiera los otros. Puede ser que me equivocara de playas, a lo mejor. Si les puedo asegurar, que no pisé Punta Ballena ni Magalluf por considerar que estas zonas son materia reservada y en experimentación turística, además, no están los tiempos para exponerse a que le den a uno un botellonazo, o le caiga un hijo o una hija de la Gran Bretaña encima. Así que continué mirando y remirando por la arena de la playa sin encontrar ni rastro del desembarco. Me pregunto si habrán llegado o si no han desembarcado todavía.
Otros han llegado y venían con hambre eso sí, lo han demostrado en “el repartiment” y, siguen demostrando, que son tan golosos o más, que los que hace dos meses les dejaron la mesa puesta.
En dos meses han hecho cosas, que a los que califican “casta” les costó caro. No han dudado también en colocar a familiares y amigos a comer de la mesa que pagamos todos. A este nepotismo ilustrado, le acompañan ciertas mamarrachadas que delatan la pose de los recién llegados, y, que no voy a relatar, porque ya han sido comentadas suficientemente. Podríamos citar muchos ejemplos como el de quitar el crucifijo de la sala de plenos en algunos ayuntamientos, colocar las banderas de colorines a la primera de cambio, declarar por decreto que somos antitaurinos decirle al Rey -groseramente y en nombre de todos- que no irán al acto de recepción de la Almudaina, es más le han pedido que lo anule y lo borre de la agenda, manda huevos, y que abra los jardines de Marivent a sus súbditos.
Después de que Montoro les hiciese morder el polvo, como estaba previsto, ahora, Francina le pide a Rajoi que le de hora. Es decir, una hora con Mariano podríamos titular el encuentro, que supondrá otra hora menos en Baleares, una pérdida de tiempo.
Así las cosas, pasan los días y la hoja de ruta no es la adecuada ni la que esperan afronte el que les fue a votar. A mi que me esperen más allá de la Navidad, que los míos no han desembarcado todavía, que yo no nado con tanta medusa prefiero una refrescante ducha, por lo menos me aseo y despejo la mente.
