'Sa repartidora' de fondos públicos. En eso se ha convertido en los últimos años el Institut d'Estudis Baleàrics, un órgano del Govern balear que a lo único que se dedica es a repartir arbitrariamente dinero entre los pliegos y entresijos de la comunidad balear y beneficiar a personas y entidades próximas, afines... con el propósito de fidelizar el apoyo a los partidos que conforman el Ejecutivo y promover políticas a la sombra de la acción directa del gobierno.
El Govern balear recurre a un órgano que tiene como finalidad exclusiva el fomento de la lengua y de la cultura de las Baleares para repartir dinero público sin demasiados controles ni miramientos. A través del Institut d'Estudis Baleàrics (IEB) se reparten anualmente y de manera arbitraria cientos de miles de euros en subvenciones dinerarias "sin contraprestación". Es decir, que el que recibe el dinero público no está obligado a dar cuenta de él. Así ocurre, como ya informado este digital, con las subvenciones que por un total de 200.000 euros concede anualmente el IEB para ayuda a la investigación de temas que, a la postre, sus autores no están obligados o publicar ni difundir. De hecho, el propio IEB mantiene (es de suponer, porque de lo contrario no se podría efectuar el pago) en sus ordenadores los trabajos subvencionados con 10.000 euros en todos los casos; da igual de lo que trate, de su extensión o del tiempo empleado en su elaboración.
El IEB se ha convertido en 'sa repartidora' del Govern para fidelizar apoyos, intentar 'comprar' votos y obtener adhesiones a sus diferentes causas; tanto las del primer partido de gobierno, el PSIB-PSOE, como la de los otros dos partidos que lo configura: Podemos y Més. Sólo hay que detenerse unos minutos a curiosear por las subvenciones otorgadas en el ejercicio de 2020 (lo mismo ocurre con el del pasado año) para comprobar que muchas de ellas no tienen ninguna relación con los objetivos y finalidades del Instituto.
En 2020 la Presidencia de este organismo la ostentaba una política socialista de raza, Pilar Costa: ex senadora, ex presidenta del Consell de Eivissa i Formentera, diputada en el Parlament balear y consejera del Govern para lo que se preste. Y de director gerente hasta el pasado 31 de enero (en la actualidad el puesto está vacante a la espera de que el tripartido se ponga de acuerdo a quién dárselo), el profesor del Conservatorio Superior de Música Mateu Alexandre Malondra, que venía percibiendo anualmente más de 54.000 euros por estar al frente de un ente disperso y muy poco cohesionado ubicado en la calle de la Almudaina de Palma, sede de la Consejería de Fondos Europeos, Universidad y Cultura. Su consejero, Miquel Company Pons, es el actual presidente del IEB. Company es un socialista menorquín, secretario general de las juventudes del partido y muy próximo a Armengol, o muy incondicional seguidor de ella.
POCO MARGEN PARA PRESENTAR PROYECTOS
Las sospechas de que las subvenciones ya están, por decirlo de alguna manera, preseleccionadas es el plazo dado por el Instituto para la presentación de las memorias de los proyectos. En el 2020, según ha comentado una solicitante, se anunciaron en el BOIB el 31 de julio, un día antes de las vacaciones 'oficiales' en la Administración, y el plazo de entrega se acotó a principios de octubre. El 10 de diciembre los tres miembros del jurado evaluador (los tres de universidades de Barcelona y Alicante) presentaban los veinte proyectos agraciados con los 10.000 euros cada uno. Y desestimaban los otros 35 restantes, que no fueron meritorios de la ayuda.
Hay subvenciones que, en el fondo, estarían justificadas pero que no concuerdan con las finalidades de un instituto de estudios relacionados con las Baleares, y de difusión del catalán y de la cultura de las islas. Por ejemplo, los 11.460 euros otrogados al violinista mallorquín Francisco García Fullana. O los 8.484 euros otorgados a Marco Mezquida Mateos, un compositor, pianista y músico improvisador, profesor de una escuela de música de Barcelona. O los 12.540 euros entregados a Cris Juanico Alzina, ex componente del grupo menorquín Ja t'ho diré. El concepto de estos tres, y otros más, es el apoyo a la proyección exterior de la música y de los músicos e interpretes de las Baleares. Si las ayudas a estos músicos podrían estar 'justificadas', por el mismo concepto se otorgan otras, de menor cuantía, a personas que su razón social, o a lo que dicen dedicarse como autónomos, es al comercio de sellos, monedas y fósiles; que ya explicarán qué tiene que ver con la imagen exterior de las Baleares.
En el apartado de apoyo a las actividades de proyección de las artes escénicas de las Baleares, las menudencias son la tónica general: subvenciones y entregas dinerarias sin contraprestación (es de suponer que han hecho algo para recibirlas) a artistas circenses, gente del espectáculo, musicos, malabaristas, artistas de teatro... Y un sinfín de actividades y protagonistas de ellas, empresas incluidas, que reciben ayudas en función del criterio subjetivo de quien las otorga y de las actividades que presentan a subvención.
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