EFE- La literatura femenina ha cambiado la identidad a sus protagonistas, antes modernas urbanitas adictas a las compras y ahora emprendedoras rurales o mujeres renovadas que se reencuentran con su pasado o con un “yo” desconocido en ambientes campestres, donde lo natural es más femenino. La “farm lit” llega a España con la primera obra de este género traducida al español, ”Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor” (Espasa), dejando claro que el pueblo ya no es el anti “cool”.
La “farm lit” es una corriente literaria hija de su tiempo, una enérgica respuesta al contexto económico actual que aviva nuevas historias y deslegitima otras. Las lectoras, admite la editora de “Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor”, Esther Escoriza, quieren historias creíbles, “no es muy ético contar los “dramas” de una compradora compulsiva en plena crisis”.
En EEUU, los libros autobiográficos de mujeres que relatan sus apasionantes historias de amor en el pueblo de su infancia han causado furor, y su éxito en España es inminente. La receta del éxito es simple: escribir sobre personajes reales, con sus virtudes y sus defectos, que encierran historias igualmente verosímiles, con las que la lectora puede identificarse fácilmente.
Las protagonistas de la “farm lit” no pierden su feminidad ni su coquetería, pero el aspecto exterior no las condiciona tanto
La autora de este primer libro de “farm lit” que ha editado Espasa, Ree Drummond, relata en primera persona su “affaire” con un “cow boy” por el que deja su agitada vida en la ciudad para trasladarse a un rancho en Oklahoma (EEUU), donde se despoja de la superficialidad de la gran ciudad.
Eso sí, sin perder su feminidad ni apilar sus tacones en el trastero. La coquetería y la feminidad se trasladan con la protagonista, aunque pasan a ser elementos secundarios que no obsesionan ni condicionan su vida.
La literatura “chick lit”, anterior a la “farm lit”, describió perfiles de mujer muy variados, como esa antiheroína moderna llamada Bridget Jones que, en plena crisis de los 30, personificó el arquetipo de mujer poco en la onda que, a pesar de sus imperfecciones y de su ropa interior XXL, logra rodearse de un halo de natural atractivo.
También cobijó a personajes femeninos intolerantes con cualquier atisbo de mal gusto, como las protagonistas femeninas de “Gossip girl”, y entronizó a mujeres que perdían la cabeza por los bolsos de lujo (véase “Confesiones de una compradora compulsiva”) o a jefas inspiradas en malévolas periodistas supuestamente reales como una de las protagonistas de “El diablo se viste de Prada”.
Las mujeres de la “farm lit” buscan la felicidad por cauces poco frecuentes para las hijas predilectas de la gran ciudad
Todas tenían algo en común: vivían en la gran ciudad y eran esclavas de un sistema subyugante fundamentado en el tanto tienes tanto vales, que les exigía estar siempre guapas y jóvenes. En el campo, estas invisibles cadenas desaparecen, porque lo natural se considera más genuino y, por tanto, más bello.
Don Perfecto es un “cowboy”
Por supuesto, los clichés se repiten en la “farm lit”, aunque con algunos matices. Don Perfecto se llama en “Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor” “el hombre Marlboro”, y encarna un perfil muy diferente al del varón galán, casi fatal, que se desgrana en la “chick lit”. El macho deseado no lleva un traje de Dolce&Gabanna ni ha perdido su benévola naturaleza en las fauces de una competitiva empresa, ni es un experto en “bondage” a lo Christian Grey, sino un granjero que viste camisas de cuadros y usa sombrero.
Los gays refinados, galeristas de arte o amigos “hipster” están condenados a la extinción en la “farm lit”, donde los “extras” de la historia son sencillas gentes autóctonas ajenas a las luces de neón que maquillan el estertor de las noches neoyorquinas.
“Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor” es el testimonio verídico de una chica de ciudad que se enamora de un ‘pueblerino’ con el que hoy en día tiene cuatro hijos. La protagonista, Ree Drummond, es una bloguera de éxito en EEUU gracias a su bitácora, “The pioneer woman“, en la que, además de contar su historia con “el hombre Marlboro”, ofrece recetas de cocina y consejos de belleza, entre otros.
“Giorgia,s Kitchen” o “The dirty life: a memoir of farming, food and love” son otros ejemplos de “farm lit” que todavía no se han traducido al castellano pero que ya triunfan en América. El “leit motiv” suele ser el mismo: mujeres que buscan la felicidad por cauces poco frecuentes para las hijas predilectas de la gran ciudad que, como en “Sexo en Nueva York”, merendaban en Pastis y bailaban hasta el amanecer en las discotecas y coctelerías más “chic” de la gran manzana.
¿Qué haría la protagonista de “Sexo en Nueva York”, Carrie Bradshaw (Sarah Jessica Parker), si tuviera que pasear con sus Manolo Blahnik por un agreste pueblo de la toscana? “Sobreviviría”, diría la “farm lit”.
En España, existen historias similares a la que cuenta Ree Drummond en “Cambio mis tacones por las ruedas de un tractor”, y la editora Esther Escoriza adelanta que Espasa ya está trabajando con una de esas protagonistas para contar una historia de “farm lit” a la española. Veremos qué aportan las peculiaridades de este país a esta corriente literaria. EFE.