“Furor” en la defensa del sistema público de enseñanza

Un amable lector escribía este fin de semana un comentario adjunto a mi artículo en el que criticaba que los profesores de enseñanzas medias de Madrid se nieguen a hacer dos horas semanales más de clase. El lector cuestionaba que yo escribiera que los profesores hacen 18 horas, porque, afirma, en realidad se hacen más horas. Y concluía su artículo con la necesidad de una defensa con “furor” de la enseñanza pública. Voy a entrar a este trapo porque es un asunto de interés. En primer lugar, es cierto que hay profesores de instituto que cumplen con las exigencias legales y que trabajan con todo el rigor que se exige. Por lo tanto, toda crítica general tiene un componente de injusticia y pido perdón de antemano a quien se sienta fuera de este análisis. Pero hay dos cosas fundamentales a añadir, sin riesgo de error: en primer lugar, que el número de profesores que cumple con sus horas de presencialidad en el centro educativo y que cumple con su trabajo global es mínimo. Estos días de septiembre lo que está discutiéndose con los jefes de estudios, a veces a cara de perro, es el privilegio de tener libres los viernes o los lunes, de entrar un poco más tarde para poder llevar los niños al colegio. ¿Furor en la educación? No, estos días los profesores pelean con furor sus fines de semana largos, como nuestro comentarista conoce muy bien y todo el mundo calla porque a nadie le gusta criticar a los compañeros. En segundo lugar, igualmente fundamental: el sistema se pudre cuando hay un profesor que trabaja seriamente y no es premiado o cuando el caradura no es castigado. Se ha implantado durante años la idea ingenua de que todo el mundo es bueno y por lo tanto no hay controles y como consecuencia todo tiende a equilibrarse al nivel de los caraduras, como también conoce todo aquel que se acerca a la enseñanza. Y, finalmente, no querría dejar de comentar la barbaridad que se ha hecho en la enseñanza media, de poner más y más profesores y psicológos de apoyo. En ciertos casos son necesarios y están bien, pero en muchísimos más estamos haciendo el ridículo: a los estudiantes que se ríen del sistema les mandamos más y más profesores que tampoco hacen nada y que se limitan a llenar más y más papeles. Nos llenamos la boca hablando de que tenemos muchos profesores, pero nadie evalúa cuántos realmente están haciendo como que hacen. Defender con “furor” el sistema público significa ser racional en su gasto, ser riguroso con la exigencia, y mantener el modelo dentro de unas coordenadas financiables. Si no, acabará como el conjunto del sector público que simplemente ha colapsado.

Suscríbase aquí gratis a nuestro boletín diario. Síganos en X, Facebook, Instagram y TikTok.
Toda la actualidad de Mallorca en mallorcadiario.com.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Más Noticias