El hecho de que el Govern Balear haya tomado decididamente cartas en el asunto en el escándalo del mamading de Magaluf y haya decidido formar un frente común institucional contra esta práctica que denigra a Mallorca es la más clara muestra de la enorme dimensión internacional que está tomando el asunto. El Govern está dispuesto a encabezar las acciones necesarias para erradicar este insulto a la dignidad de las personas, especialmente las mujeres, y esta vulneración de lo valores fundamentales de higiene democrática.
Al malestar del autogobierno se ha sumado el de importantísimos hoteleros, como es el caso de Gabriel Escarrer Jaume, vicepresidente de la cadena que fue pionera en el impulso turistico de Magaluf en los años sesenta. Cada institución y cada empresa debe hacer valer su fuerza y su autoridad jurídica y moral para limpiar la imagen de la isla. Es de aplaudir que el Govern haya mostrado tal firmeza. Pero no es suficiente. Es necesario pasar a los hechos. Todo lo que corrompa el prestigio de nuestro destino turístico debe ser orillado o erradicado, sin miramientos. Existen más que suficientes argumentos legales para no ir con contemplaciones. Es preciso convertir en realidad la invitación formulada por Gabriel Escarrer Jaume. Mejor que se marchen a otra parte los empresarios que no son capaces de adaptarse en sus ofertas a las reglas de la decencia o al menos de la discreción.
En este sentido, cabría esperar mucho más de la Delegación del Gobierno, que tiene bajo sus órdenes a las Fuerzas de Seguridad del Estado, principales encargadas del cumplimiento del Código Penal y de las reglas de la moralidad en nuestra sociedad. También los Ayuntamientos han de ser capaces de desplegar toda su capacidad coercitiva para que se cumplan todas las normativas vigentes en materia de locales abiertos al público.
Pero es el Govern Balear el que debe aunar todos los esfuerzos y velar por el cumplimiento de la ley. Es importante, por ejemplo, que dentro de este frente común la delegada del Gobierno, Teresa Palmer, informe puntualmente al presidente Bauzá de todas las acciones que se desplieguen, tanto en Punta Ballena como donde sea. También los alcaldes de núcleos turísticos han de tener muy claro que no actúan en reinos de Taifas, con diferentes escalas de permisividad. Esto se ha acabado.
Hay que actuar con firmeza, con el Govern al frente.