Tres detenidos por explotación sexual en Sa Pobla. La investigación empezó tras la denuncia de una mujer sudamericana que consiguió escapar del lugar donde era explotada.
La víctima explicó a los agentes que había sido captada en su país de origen por una conocida, quien le prometió una vida mejor en Mallorca ejerciendo la prostitución "en buenas condiciones y con altas ganancias". La oferta, presentada como una oportunidad económica para ayudar a su familia y costear el tratamiento médico de su padre, resultó ser una trampa.
Una vez en la isla, fue recogida en el aeropuerto por uno de los miembros del grupo criminal y llevada a un piso en la localidad de Sa Pobla, donde se encontraba el burdel clandestino según han informado fuentes cercanas a mallorcadiario.com. Allí le retiraron el pasaporte y comenzaron las amenazas: debía prostituirse 24 horas al día, incluso durante su menstruación. En una ocasión, uno de los explotadores llegó a amenazarla con un machete de grandes dimensiones para asegurar su obediencia.
CONDICIONES INFRAHUMANAS
Las condiciones de vida en el domicilio eran infrahumanas. Las mujeres dormían en el salón del piso, que compartían con sus explotadores. El lugar, dotado con cámaras de seguridad tanto en la entrada de la finca como del inmueble, funcionaba como un centro de control desde donde se vigilaba a las víctimas y se filtraba el acceso de los clientes.
Sólo podían entrar hombres que previamente hubieran concretado un servicio sexual a través de una página web administrada por los detenidos. En dicho sitio se publicaban imágenes de las mujeres en actitud erótica, obtenidas mediante coacción, para atraer a potenciales clientes. La puerta del piso únicamente se abría tras confirmar la reserva, lo que mantenía a las mujeres en un régimen de aislamiento forzoso.
UNA RED ORGANIZADA
La red de explotación sexual estaba bien organizada. La mujer detenida, pareja de uno de los hombres, era la encargada de captar a las víctimas en sus países de origen mediante promesas falsas. Uno de los hombres era conocido por su violencia y dominaba el entorno del burdel. El tercer detenido, por su parte, tenía la función de trasladar y vigilar a las mujeres cuando se requerían servicios sexuales fuera del piso.
La operación ha contado también con la colaboración de la Policía Local del municipio donde se encontraba el domicilio utilizado para la explotación. Las investigaciones siguen abiertas para determinar si existen más víctimas y si hay otros implicados en la red.