En el mundo de la política me imagino que debe ser habitual que haya invitaciones a actos, comidas y cenas por parte de empresas y particulares. Supongo que no podremos llamar corrupto a un político que acepta ser invitado a una cena, pero hay cosas que superan lo razonable. La policía ha emitido un informe sobre las invitaciones realizadas por el propietario del Pula Golf donde aparecen muchos políticos del PP, y algún que otro periodista, que fueron invitados a estancias gratuitas en el conocido hotel de Son Servera. Estas cosas se sabían desde hace tiempo ya que Pula era algo más que un hotel y un campo de golf. En un momento dado, en Pula se cocían muchas de las decisiones políticas. Todo este asunto que ahora se ventila podría quedar en una simple anécdota, pero deja de serlo cuando el propietario del hotel recibió una cantidad muy importante de dinero público -casi 20 millones- para organizar eventos deportivos. A partir de ahí, la cuestión es diferente. Las invitaciones pueden considerarse un premio por una decisión política que favorece al empresario. Si a mí me diesen 20 millones de euros, les aseguro que me compraría incluso un hotel, organizaría algún evento deportivo, y todavía me sobraría dinero para invitar a mucha gente. Estas cosas no pueden funcionar así y tanto Estarás como el resto de dirigentes del PP beneficiados deberían dar alguna explicación por muy reducida que fuese la cuantía de la invitación recibida. En el caso de Estarás, las invitaciones suman más de 20.000 euros, que no está nada mal. Por una cantidad muy inferior miren los problemas que tiene Francisco Camps, presidente valenciano, por unos supuestos trajes regalados por el propietario de Gurtel. Estas cosas, por desgracia, no mejoran la imagen de nuestros políticos.
