Si consideramos que la educación es el motor del progreso, en el archipiélago balear, este motor correría el riesgo de detenerse. Un estudio del Consell Econòmic i Social (CES), encargado por la UIB y recogido por mallorcadiario.com, revela no sólo que cada vez son menos los jóvenes que optan por estudiar en Baleares, sino que las islas ocupan el último puesto en el ranking de comunidades en las que sus jóvenes eligen quedarse en su tierra para cursar estudios universitarios.
El estudio revela una alarmante fuga de estudiantes universitarios, que se agrava en el caso de los de Menorca, Ibiza y Formentera, en donde sólo un 14 por ciento de los jóvenes eligen quedarse en Baleares para cursar la carrera. Para los que salen de la comunidad, Cataluña y Madrid son los destinos preferidos, con un 22 y un 10 por ciento respectivamente.
Como causa de este éxodo educativo hacia otras regiones el estudio del CES señala que más del 50 por ciento de los estudiantes que optan por estudiar fuera lo hacen porque los itinerarios universitarios que querrían seguir no están disponibles en Baleares; una carencia de opciones académicas que fuerza a la diáspora educativa y que conlleva consecuencias.
Por un lado, la salida masiva de jóvenes en busca de educación fuera de Baleares supone la pérdida de talento local, un activo vital para el progreso. Por otro, la baja retención de estudiantes universitarios en la región puede obstaculizar el desarrollo económico y social a largo plazo.
Urgiría una rápida y planificada acción para revertir esta tendencia. La falta de atractivo académico -no sólo el número de grados ofertados por la UIB- está privando a la región de un futuro más próspero y está socavando el potencial educativo de una generación entera.