“… desde hace tiempo —exactamente desde que no tenemos a quien vender el voto—, este pueblo ha perdido su interés por la política, y si antes concedía mandos, haces, legiones, en fin todo, ahora deja hacer y sólo desea con avidez dos cosas: pan y juegos en el circo”
No lo digo yo, lo dijo el poeta romano Juvenal
Este fin de semana Nadal y Munar brillaron en París. Nadal triunfó. Munar no, pero al menos logró que se hable de su actuación y ya son muchas las personas que le siguen con atención el rastro. Pero bueno, hoy no quiero hablar de tenis sino de fútbol y política.
El anuncio de abdicación de Juan Carlos I ha tenido lugar en un momento muy estudiado. Si se avanzaba interfería en las elecciones europeas. Si se retrasaba, con las autonómicas o estatales, con la posibilidad de que los comicios se convirtieran en referéndums explícitos. Pero hay otro hecho que, casualidad o no, hará que la atención ciudadana por el cambio en la jefatura del estado disminuya un tanto. Sí, me refiero al Mundial de futbol que ahora empieza.
Después de la victoria cuatro años atrás en Sudáfrica, la roja (España, no Chile) tiene el encargo de demostrar que su juego, basado en la organización de Xavi e Iniesta, no ha sido calado como el del Barça. Se avecinan días de ver a los muy futboleros con grandes ojeras por haber querido seguir los partidos en directo.
¿Nos sacará de la crisis que España gane el Mundial de Río de Janeiro? En absoluto. Aun así, por lo que parece, nos merecen más atención veintidós hombres dándole al balón que unas elecciones europeas que, por supuesto, sí que van a influir en nuestro bienestar económico.
Las cifras hablan. 11.033.000 personas -más de un 60% de share- vieron el 24 de mayo una final de la Uefa Champions League que tuvo como colofón ver a Cristiano Ronaldo hacer el ‘cap de fava’. Los programas especiales que emitieron las cadenas de televisión para informar de los resultados de las elecciones al Parlamento Europeo del día siguiente les aseguro que no congregaron a tantos telespectadores.
Y luego hay quien se queja de que los dirigentes nos dan panem et circenses para desviar nuestra atención de las cuestiones que realmente son importantes. ¡Nuestra conducta generalizada lo provoca! El hastío con la ‘casta’ no debería de ser argumento justificativo para obviar la realidad, aunque en verdad necesitemos un poco de evasión de tanto pesimismo colectivo.
Corolario: Felipe VI (V para Baleares) no será El Breve. También lo dijeron de su padre.